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miércoles, 4 de junio de 2025

UE. Semestre europeo. Paquete de primavera 2025. Referencias a su contenido laboral y de protección social.

 

1. El 21 de diciembre de 2024 publiqué la entrada “UE. Semestre europeo 2025. Notas descriptivas del contenido laboral y de protección social (Recomendación sobre la política económica de la zona euro, y propuesta de informe conjunto sobre el empleo)” , en la que explicaba que “La Comisión Europea, presidida por Ursula der Leyen, hizo públicos el 26 de noviembre (primera parte) y el 18 de diciembre (segunda parte) los documentos con los que inicia el ciclo del semestre europeo 2025 de coordinación de las políticas económicas, presupuestarias y sociales....  La CE ha presentado varios documentos, entre ellos la Comunicación “2025 Semestre Europeo: dar vida al nuevo marco de gobernanza económica” , la propuesta de Recomendación del Consejo sobre la política económica de la zona euro, con el fin de integrar mejor las dimensiones nacionales y de la zona del euro de la gobernanza económica de la UE, el Informe sobre el mecanismo de alerta, y la Propuesta de informe conjunto sobre el empleo (PICE)”.

En la documentación presentada se exponía que “... el Semestre Europeo seguirá definiendo las dificultades en materia socioeconómica y facilitando orientaciones sobre las medidas políticas necesarias para superarlas. A tal fin, el ciclo del Semestre Europeo de 2025 mejorará su base analítica e intensificará el diálogo con los Estados miembros y otras partes interesadas sobre medidas concretas. A partir de esa base, el paquete de primavera del Semestre Europeo formulará recomendaciones específicas por país (REP) para hacer frente a los principales retos concretos de cada uno de ellos señalados en los informes correspondientes”.

2. Pues bien, ya disponemos de la documentación presentada por la Comisión Europea y que deberá ser refrendada, o en su caso modificada, por el Consejo para su definitiva aprobación. A la espera de este, realizo una síntesis del contenido de aquella por lo que respecta al ámbito laboral y de protección social.

3. En la nota deprensa de presentación de toda la documentación  , titulada “El Paquete de Primavera del Semestre Europeo de 2025 establece directrices para impulsar la competitividad de la UE”, que ha tenido lugar el 4 de junio, se expone que “El Paquete de Primavera del Semestre Europeo de 2025 analiza los principales retos económicos y sociales en toda la UE y ofrece orientación política a los Estados miembros con el objetivo de fortalecer la competitividad, la prosperidad y la resiliencia. Para ello, incluye recomendaciones específicas por país (REP) y promueve reformas e inversiones en consonancia con estas prioridades de la UE”, así como también que “La orientación política presentada se produce en un contexto de especial volatilidad en el entorno comercial y de seguridad. Está estrechamente vinculada a la Brújula de Competitividad, la hoja de ruta quinquenal de la Comisión para impulsar la resiliencia y la posición global de la UE. El paquete de hoy también marca la primera evaluación del progreso de los Estados miembros en el marco de gobernanza económica revisado y sus planes fiscales estructurales. Ante los crecientes retos de seguridad, también se recurre por primera vez a la cláusula nacional de salvaguardia (CNE) del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. El objetivo de la CNE es facilitar la transición hacia niveles más elevados de gasto en defensa, preservando al mismo tiempo la sostenibilidad fiscal”.   

La referencia más concreta a las políticas laborales es la siguiente:

“Directrices de empleo y retos de la convergencia social

En el marco del Semestre Europeo de 2025, la Comisión propone directrices actualizadas para las políticas de empleo de los Estados miembros, destinadas a promover mercados laborales más justos e inclusivos. Basándose en las Directrices de empleo adoptadas en diciembre de 2024 —que abordan retos como la escasez de competencias y mano de obra, así como la necesidad de competencias básicas y digitales en la era de la inteligencia artificial—, la actualización de 2025 mantiene las prioridades fundamentales, adaptándose a las nuevas realidades geopolíticas e iniciativas como la Unión de las Competencias y la Brújula de la Competitividad.

En consonancia con el Marco de Convergencia Social, ahora integrado en el marco de gobernanza económica revisado, la Comisión ha realizado un análisis en dos etapas del empleo, las competencias y los retos sociales en cada Estado miembro. Las conclusiones de la primera etapa se presentan en el Informe Conjunto sobre el Empleo (JER) 2025, mientras que el análisis más exhaustivo de la segunda etapa se publicó en abril de 2025 para diez Estados miembros: Bulgaria, Croacia, Estonia, Grecia, Hungría, Italia, Lituania, Luxemburgo, Rumanía y España. En general, el análisis de la segunda etapa identificó desafíos para la convergencia social ascendente en tres Estados miembros (Grecia, Italia y Rumanía), teniendo en cuenta las respuestas políticas adoptadas o previstas por los Estados miembros para abordar los riesgos identificados. Las conclusiones del análisis también se debatieron con los Estados miembros en el Comité de Empleo y el Comité de Protección Social en mayo, antes de la adopción del Paquete de Primavera del Semestre Europeo de 2025.

3. Elemento fundamental de toda la documentación presentada es la Comunicación de laComisión “Semestre Europeo 2025 - Paquete de primavera” , del que reproduzco a continuación el bloque dedicado a las políticas de contenido laboral. Antes, hay que referirse a las declaraciones de Roxana Mînzatu, Vicepresidenta Ejecutiva de Derechos Sociales y Capacidades, Empleos de Calidad y Preparación: 

“Por primera vez, y como parte de la Unión de Capacidades, este paquete del Semestre contiene recomendaciones clave sobre capacidades, empleos de calidad y equidad social para todos los países. La educación es fundamental para contar con una mano de obra cualificada y, lo que es más importante, también fortalece sociedades sanas y democracias funcionales. En segundo lugar, el marco de convergencia social es un elemento clave del Semestre, que nos permite colaborar estrechamente con los Estados miembros para comprender mejor dónde son más necesarias las reformas e inversiones y cuál es la mejor manera de apoyarlas, aprovechando la financiación de la UE procedente del MRR y del FSE+, lo cual es crucial para mantener una sólida cohesión social en toda Europa. La inversión y las reformas para apoyar a las personas deben seguir siendo prioridades fundamentales a nivel europeo”.

3.7 Promoción de las capacidades y el empleo de calidad, garantizando al mismo tiempo la equidad social

El mercado laboral de la UE ha demostrado una gran resiliencia en un contexto de mayor incertidumbre, pero se requieren nuevas medidas políticas para apoyar la participación en el mercado laboral e impulsar la productividad laboral europea. El mercado laboral de la UE se mantiene sólido, con un desempleo históricamente bajo y un empleo récord. La UE va por buen camino para alcanzar el objetivo principal de tasa de empleo del Pilar Europeo de Derechos Sociales del 78 % para 2030, lo que refleja también las políticas y reformas adoptadas por numerosos Estados miembros durante más de una década. La escasez de mano de obra ha disminuido ligeramente durante el último año, pero se mantiene por encima de los niveles prepandemia en la mayoría de los Estados miembros y se prevé que aumente, lo que dificulta la capacidad de las empresas para invertir e innovar. Con una gran variación entre regiones y sectores, y agravada también por las tendencias demográficas y la baja oferta de vivienda asequible, la escasez de mano de obra persiste en la construcción, la sanidad y la atención a largo plazo, la tecnología, la ingeniería, las TIC y el transporte, lo que lastra la competitividad y el crecimiento.

Se requieren esfuerzos concertados a nivel de la UE y de los Estados miembros para fomentar mercados laborales inclusivos. Los planes nacionales de recuperación y reinserción laboral (PRR) y los programas de política de cohesión contienen numerosas medidas pertinentes que abordan la segmentación del mercado laboral, mejoran la eficacia de los servicios públicos de empleo, apoyan la movilidad laboral y prestan apoyo específico a grupos específicos. No obstante, aún se requieren esfuerzos adicionales. La participación en el mercado laboral de las mujeres y los grupos subrepresentados (como los trabajadores de mayor edad, los jóvenes, las personas poco cualificadas, las personas con discapacidad, la población romaní y las personas de origen migrante) es fundamental, también en vista de la disminución de la población en edad laboral, como se destaca en las Estrategias de la Unión para la Igualdad 20. Las estrategias de la Unión para la Igualdad promueven la igualdad de oportunidades en el mercado laboral y en la educación para las mujeres y los grupos desfavorecidos, como las personas con discapacidad y las personas de origen racial o étnico minoritario, incluida la población romaní. Las recomendaciones del Paquete de Primavera instan a los Estados miembros a implementar políticas activas del mercado laboral más eficaces y sistemas fiscales y de prestaciones bien diseñados con los incentivos adecuados para trabajar, además de esfuerzos de mejora y reciclaje profesional. Fomentar el acceso a servicios de educación y cuidado de la primera infancia asequibles y de alta calidad, así como a la atención social y de larga duración, proporcionar adaptaciones adecuadas para las personas con discapacidad y mejorar las condiciones laborales es necesario para eliminar las barreras a la participación en el mercado laboral y atraer personas a sectores clave . El Conjunto de Herramientas de Demografía también señala acciones para abordar los desafíos demográficos y su impacto en la competitividad de Europa. La evolución salarial requiere un seguimiento minucioso y debe lograr un equilibrio entre garantizar la productividad y la competitividad, por un lado, y abordar el coste de la vida, por otro. El diálogo social y la negociación colectiva desempeñan un papel clave en este sentido. Además, la movilidad de los trabajadores dentro de la UE sigue siendo importante, mientras que fomentar la migración legal desde países no pertenecientes a la UE también será cada vez más necesario para satisfacer las necesidades del mercado laboral de la UE. La próxima Hoja de Ruta para el Empleo de Calidad de la Comisión desempeñará un papel clave para orientar las acciones a nivel de la UE y nacional.

Impulsar el capital humano es clave para una Europa competitiva, próspera e inclusiva. Además de las políticas para atraer y retener el talento, las recomendaciones del Paquete de Primavera instan a los Estados miembros a impulsar los niveles de competencias de la población europea y la inclusión de los sistemas educativos. En toda la UE, en los últimos años se ha producido un pronunciado descenso de los niveles de competencias básicas, incluyendo una disminución de la proporción de personas con alto rendimiento que poseen competencias digitales básicas, mientras que la participación en la educación de adultos se mantiene significativamente por debajo del objetivo principal del pilar de la UE del 60 % para 2030. En un contexto de escasez de competencias y mano de obra, se necesitan más esfuerzos para impulsar la inversión en aprendizaje permanente, facilitar la retención y el reconocimiento de competencias, y hacer que las oportunidades de aprendizaje sean más accesibles para los grupos desfavorecidos. Los sistemas de educación y formación de los Estados miembros y las regiones deben ser más receptivos a la evolución de los mercados laborales. Las medidas políticas también deben incluir el aumento del atractivo de la profesión docente y el impulso de la calidad y la inclusión de la enseñanza. Para 2035, más de la mitad de las nuevas vacantes de empleo corresponderán a ocupaciones altamente cualificadas, pero la oferta actual de competencias STEM es insuficiente para satisfacer la creciente demanda. Las STEM deben convertirse en una prioridad estratégica en las políticas de educación y competencias a todos los niveles. A nivel de la UE, la iniciativa Unión de Competencias  se centra en el desarrollo de competencias, la mejora continua de las competencias y el reciclaje profesional, así como en la movilidad de las competencias y los trabajadores. El Plan de Acción sobre Competencias Básicas invita a los Estados miembros a apoyar al alumnado con bajo rendimiento académico. También se está realizando un esfuerzo significativo para abordar la escasez de competencias con la ayuda de la política de cohesión y el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR), y todos los Estados miembros están implementando medidas apoyadas por la UE en materia de competencias, aprendizaje de adultos, educación y formación. La UE y los Estados miembros también deberían seguir colaborando para ampliar el uso de microcredenciales y establecer un programa piloto de Garantía de Competencias para los trabajadores de sectores en reestructuración o en riesgo de desempleo.

La singular economía social de mercado de Europa se basa en gran medida en la resiliencia y la equidad. El Pilar Europeo de Derechos Sociales sigue siendo fundamental para construir una Europa más fuerte e inclusiva. Los Estados miembros han incluido reformas e inversiones pertinentes en sus planes de recuperación y recuperación (PRR), centrándose especialmente en el fortalecimiento de los servicios sociales y las instalaciones sanitarias, la inclusión de los grupos vulnerables, la modernización de los sistemas de prestaciones sociales y la digitalización de la atención sanitaria. Si bien la proporción de personas en riesgo de pobreza o exclusión social ha disminuido ligeramente recientemente, es importante abordar las tasas de pobreza, que aún son elevadas, de los grupos vulnerables y los niños, así como las significativas disparidades regionales. Se requerirán esfuerzos intensivos para alcanzar el objetivo principal del pilar de la UE de reducir la pobreza o la exclusión social en al menos 15 millones de personas para 2030, incluidos al menos 5 millones de niños. Ante los desafíos demográficos, laborales y sociales, las REP para 2025 subrayan la necesidad de contar con sistemas de protección social, inclusión y pensiones adecuados y eficientes, y de fomentar el acceso a vivienda asequible y servicios sociales. También es importante garantizar la no discriminación, promover la igualdad de género y mejorar la integración de la perspectiva de igualdad. Ante la creciente demanda de servicios de salud y cuidados de larga duración, los Estados miembros también necesitan construir sistemas de salud y cuidados de larga duración resilientes, incluyendo la transición hacia un modelo de atención primaria y preventiva. El riesgo de emergencias sanitarias está aumentando, lo que hace imperativo que la UE siga reforzando y consolidando sus capacidades de preparación y respuesta en materia de seguridad sanitaria. Ante la evolución de los desafíos climáticos, geopolíticos y de seguridad, la Estrategia de la Unión para la Preparación incluye medidas políticas que apoyarán y complementarán a los Estados miembros en el refuerzo de los esfuerzos de preparación. Para completar la Unión Europea de la Salud, la UE también está actuando en iniciativas como la Ley de Medicamentos Esenciales para mejorar el suministro y la producción de medicamentos esenciales. Una UE justa e inclusiva también requiere que los beneficios de las transiciones ecológica y digital se compartan en toda la sociedad. Esto implica apoyar a las regiones y comunidades que se ven desproporcionadamente afectadas por estas transiciones.

El Fondo de Transición Justa apoya una transición más justa, y el Fondo Social para el Clima proporcionará financiación específica para apoyar a los más afectados. La Comisión presentará un nuevo plan de acción para la aplicación del Pilar Europeo de Derechos Sociales, complementado con una Estrategia de la UE de Lucha contra la Pobreza.

Recuadro 4: Análisis de la convergencia social ascendente en consonancia con el Marco de Convergencia Social

La Comisión ha evaluado la existencia de desafíos para la convergencia social ascendente en diez Estados miembros, de conformidad con el Marco de Convergencia Social (MCS), lo que implica un análisis específico por país en dos etapas de los riesgos y desafíos para la convergencia social ascendente27. En el análisis de la primera etapa, presentado en el Informe Conjunto sobre el Empleo de 2025, se analizaron las políticas sociales, de competencias y del mercado laboral de todos los Estados miembros. Se identificó que diez Estados miembros (Bulgaria, Estonia, Grecia, España, Croacia, Italia, Lituania, Luxemburgo, Hungría y Rumanía) presentan riesgos potenciales para la convergencia social ascendente. El 11 de abril de 2025 se publicó un análisis de segunda etapa para estos 10 países, centrado en los ámbitos de actuación identificados como riesgos potenciales para la convergencia social ascendente en la primera etapa, a través de los indicadores principales del Cuadro de Indicadores Sociales. Este análisis de segunda etapa se basa en un amplio conjunto de evidencia cuantitativa y cualitativa y en los factores clave que impulsan los desafíos para la convergencia social ascendente. Examina con más detalle la evolución y tiene en cuenta las respuestas políticas pertinentes adoptadas o previstas por el Estado miembro. En general, el análisis de segunda etapa identificó desafíos para la convergencia social ascendente en tres Estados miembros (Grecia, Rumanía e Italia).

El análisis de la convergencia social ascendente señala desafíos horizontales en los tres ámbitos de actuación. El análisis sugiere nuevas medidas para impulsar la adquisición de competencias, sentar las bases para el desarrollo de competencias y abordar la escasez de competencias y de mano de obra. Si bien los mercados laborales se mantienen sólidos en general, el análisis destaca la necesidad de integrar de forma más eficaz a todos los grupos de población en el mercado laboral. Al mismo tiempo, la desigualdad de ingresos y los riesgos de pobreza o exclusión social requieren una atención política muy estrecha, también en el contexto del desafío demográfico, manteniendo al mismo tiempo sistemas de protección e inclusión social adecuados y sostenibles.

Las conclusiones del análisis de convergencia social se reflejan en los informes nacionales y han servido de base para el Semestre Europeo de 2025. Este análisis ha contribuido a las revisiones de supervisión multilateral en los comités pertinentes del Consejo”.

4. En la Propuestade Decisión del Consejo sobre las directrices para las políticas de empleo delos Estados miembros   , se concluye que “Las directrices para las políticas de empleo de los Estados miembros, establecidas en el anexo de la Decisión (UE) 2024/3134  , se mantienen para 2025 y serán tenidas en cuenta por los Estados miembros en sus políticas de empleo y programas de reforma. Recordemos que son las siguientes:

Orientación n.o 5: Impulsar la demanda de mano de obra

Los Estados miembros deben promover activamente una economía social de mercado sostenible y facilitar y apoyar la inversión en la creación de empleos de calidad, aprovechando también el potencial relacionado con las transiciones ecológica y digital, en vista de los objetivos principales de la Unión y nacionales para 2030 en materia de empleo. Para ello, deben reducir las trabas a las que se enfrentan las empresas para contratar mano de obra, impulsar el espíritu emprendedor responsable y el trabajo por cuenta propia auténtico, y, en particular, apoyar la creación y el crecimiento de microempresas, pequeñas y medianas empresas, también a través del acceso a la financiación y aprovechando el potencial de la economía renovable y circular. Los Estados miembros deben promover activamente el desarrollo de la economía social, incluidas las empresas sociales, y aprovechar todo su potencial. Deben desarrollar medidas y estrategias pertinentes para la economía social, fomentar la innovación social y promover modelos de negocio que creen oportunidades de empleo de calidad y generen bienestar social, en particular a nivel local, también en la economía circular y en los territorios más afectados por la transición a una economía verde, en particular mediante un apoyo financiero y técnico específico.

Para reforzar la resiliencia frente a posibles perturbaciones económicas o del mercado de trabajo o a cambios estructurales persistentes, es importante que los regímenes de reducción del tiempo de trabajo y disposiciones similares estén bien diseñados. También pueden apoyar las transformaciones estructurales facilitando y apoyando los procesos de reestructuración y la reasignación de mano de obra de los sectores en declive hacia otros emergentes, aumentando así la productividad y la competitividad, preservando el empleo y ayudando a modernizar la economía, en particular mediante el desarrollo de capacidades asociadas. Debe considerarse la aplicación tanto de incentivos a la contratación y la transición como de medidas de perfeccionamiento y reciclaje profesionales bien diseñados, desarrollados en estrecha cooperación con los interlocutores sociales, a fin de apoyar la creación de empleo de calidad y las transiciones a lo largo de la vida laboral, y abordar la escasez de mano de obra y de capacidades, también a la luz de las transformaciones digital y ecológica, el cambio demográfico y las repercusiones de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania 

Es preciso desplazar la fiscalidad del trabajo a otras fuentes que favorezcan más el empleo y el crecimiento integrador, y que estén en consonancia con los objetivos climáticos y medioambientales, teniendo en cuenta el efecto redistributivo del régimen fiscal, así como sus consecuencias en la participación de las mujeres en el mercado laboral, y protegiendo al mismo tiempo los ingresos, con miras a una protección social adecuada y unos gastos favorables al crecimiento.

Los Estados miembros, incluidos aquellos con salarios mínimos legales, deben promover la negociación colectiva para la fijación de los salarios y a garantizar una participación efectiva de los interlocutores sociales de forma transparente y previsible, a fin de permitir una adaptación adecuada de los salarios a la evolución de la productividad y fomentar unos salarios justos que hagan posible un nivel de vida digno, prestando especial atención a los grupos de renta media y baja, con vistas a reforzar la convergencia socioeconómica al alza. Los mecanismos de fijación de salarios deben también tener en cuenta las condiciones socioeconómicas, incluido el crecimiento del empleo, la competitividad y el poder adquisitivo y la evolución regional y sectorial. Dentro del respeto a las prácticas nacionales y la autonomía de los interlocutores sociales, los Estados miembros y los interlocutores sociales deben velar por que todos los trabajadores reciban un salario adecuado y se beneficien, directa o indirectamente, de convenios colectivos o un salario mínimo legal adecuado, habida cuenta de su impacto en la competitividad, la creación de empleo de calidad, el poder adquisitivo y la pobreza de las personas con empleo.

Orientación n.o 6: Aumentar la oferta de trabajo y mejorar el acceso al empleo, la adquisición de capacidades a lo largo de la vida y las competencias

En el contexto de las transiciones digital y ecológica, el cambio demográfico y la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, los Estados miembros deben promover la sostenibilidad, la productividad, la competitividad, la empleabilidad, la inclusividad y el desarrollo del capital humano fomentando la adquisición de capacidades y competencias a lo largo de la vida y respondiendo a las necesidades actuales y futuras del mercado de trabajo, también en vista de los objetivos principales de la Unión y nacionales para 2030 en materia de capacidades. Los Estados miembros también deben modernizar sus sistemas de educación y formación e invertir en ellos para ofrecer una educación y formación inclusivas y de alta calidad, incluida la educación y formación profesionales, mejorar los resultados educativos y la oferta de oportunidades para desarrollar capacidades y competencias, en particular las necesarias para las transiciones ecológica y digital, y garantizar el acceso al aprendizaje digital, la formación lingüística (por ejemplo, en el caso de los refugiados, incluidos los procedentes de Ucrania, o para facilitar el acceso al mercado de trabajo en las regiones transfronterizas) y la adquisición de capacidades empresariales. Los Estados miembros deben colaborar con los interlocutores sociales, los proveedores de educación y formación, las empresas y otras partes interesadas para abordar las deficiencias estructurales de los sistemas de educación y formación y mejorar su calidad y su pertinencia para el mercado laboral, en su caso mediante un apoyo financiero y técnico específico. Esto también favorecería las transiciones ecológica y digital, abordando los desajustes de capacidades y la escasez de mano de obra, en particular para las actividades relacionadas con las industrias de cero emisiones netas y digitales, incluidas las pertinentes para la seguridad económica de la UE, y las relacionadas con la transición ecológica, como el despliegue de energías renovables o la renovación de edificios.

Debe prestarse especial atención a hacer frente a los retos relacionados con el rendimiento educativo de los jóvenes, especialmente en el ámbito de las capacidades básicas. Es necesario actuar para abordar los retos a los que se enfrenta la profesión docente: mejorar su atractivo, combatir la escasez de profesores e invertir en las competencias digitales de los profesores y formadores. Por otra parte, los sistemas de educación y formación deben dotar a todos los alumnos de competencias clave, incluidas las competencias básicas y digitales y las competencias transversales, y de pensamiento crítico, frente a la amenaza de la desinformación, para sentar las bases de la adaptabilidad y la resiliencia a lo largo de la vida, y garantizar al mismo tiempo que los docentes están preparados para estimular estas competencias en los alumnos. Los Estados miembros deben ayudar a los adultos en edad de trabajar a que accedan a la formación, concienciar asimismo a los empleadores de la importancia de un entorno de trabajo propicio para el aprendizaje permanente y aumentar los incentivos y la motivación de las personas para buscar formación, también, cuando proceda, mediante cuentas de aprendizaje individuales, y garantizar la transferibilidad durante las transiciones profesionales, así como mediante un sistema fiable de evaluación de la calidad de la formación. Los Estados miembros deben estudiar el uso de las microcredenciales para apoyar el aprendizaje permanente y la empleabilidad. Deben propiciar en todas las personas la capacidad de anticipar las necesidades del mercado de trabajo y adaptarse mejor a ellas, en particular a través del perfeccionamiento y el reciclaje profesional continuos y la prestación de servicios integrados de orientación y asesoramiento, a fin de apoyar unas transiciones justas y equitativas para todos, reforzar el empleo, los resultados sociales y la productividad, abordar la escasez de mano de obra y el desajuste en materia de capacidades, mejorar la resiliencia general de la economía frente a las perturbaciones y facilitar los posibles ajustes necesarios.

Los Estados miembros deben fomentar la igualdad de oportunidades para todos, abordando las desigualdades en los sistemas de educación y formación, incluidas las relacionadas con la cobertura regional. En particular, los niños deben tener acceso a una educación y unos cuidados de la primera infancia asequibles y de alta calidad, en consonancia con los nuevos objetivos de Barcelona, y los Estados miembros de la Garantía Infantil Europea deben aumentar los niveles generales de cualificación, reducir el número de personas que abandonan prematuramente la educación y la formación, apoyar la igualdad de acceso a la educación de los niños procedentes de grupos desfavorecidos y zonas remotas, aumentar el atractivo de la educación y formación profesionales (EFP), apoyar el acceso a la educación terciaria y su finalización, y aumentar el número de titulados en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIM), tanto en EFP como en educación terciaria, especialmente de mujeres. También deben apoyarse los mejores resultados y la excelencia en los resultados educativos, dado su papel en el fomento del futuro potencial de innovación de la UE. Los Estados miembros deben facilitar la transición de la educación al empleo para los jóvenes a través de períodos de prácticas y aprendizaje de calidad, así como aumentar la participación de los adultos en el aprendizaje permanente, en particular entre los alumnos procedentes de entornos desfavorecidos y los menos cualificados, eliminando los obstáculos específicamente relacionados con el género y de otro tipo que puedan afectar al acceso y la participación. Teniendo en cuenta los nuevos requisitos de las sociedades digitales, ecológicas y en proceso de envejecimiento, los Estados miembros deben mejorar y aumentar la oferta y la adopción de EFP inicial y continua flexible, reforzar el aprendizaje basado en el trabajo en sus sistemas de EFP, en particular mediante una formación de aprendices accesible, de calidad y eficaz, y ayudar a los adultos poco cualificados a mantener su empleabilidad. Deben ofrecerse oportunidades de formación que permitan a los trabajadores asistir a programas de formación durante el horario laboral (y sin coste alguno para los trabajadores). Además, los Estados miembros deben incrementar la pertinencia de la enseñanza superior y, cuando corresponda, de la investigación para el mercado de trabajo; mejorar el seguimiento y las previsiones respecto de las capacidades; hacer más visibles y comparables las capacidades y cualificaciones, incluidas las adquiridas en el extranjero, y garantizar un uso más coherente de las clasificaciones a escala de la UE (como ESCO); y aumentar las oportunidades de reconocimiento y la validación de las capacidades y competencias adquiridas fuera de la educación y la formación formales, también para los refugiados y las personas acogidas a un estatuto de protección temporal. Además de aprovechar el potencial sin explotar de la mano de obra nacional de la UE, atraer talentos y capacidades de fuera de la UE a través de la migración gestionada, evitar condiciones de trabajo abusivas y luchar contra el trabajo no declarado también puede contribuir a hacer frente a la escasez de capacidades y mano de obra, incluso en lo relacionado con las transiciones ecológica y digital, como en los sectores de las CTIM y en la asistencia sanitaria y los cuidados de larga duración.

Los Estados miembros deben proporcionar a los desempleados y a las personas inactivas una asistencia eficaz, oportuna, coordinada e individualizada basada en el apoyo en la búsqueda de empleo, la formación, la mejora de capacidades y el reciclaje profesional y el acceso a otros servicios de capacitación, prestando especial atención a las personas en situación de vulnerabilidad y las personas afectadas por las transiciones ecológica y digital o por perturbaciones del mercado laboral. Se precisan cuanto antes medidas concretas que incluyan evaluaciones individuales detalladas de los desempleados, a más tardar a los dieciocho meses de estar en situación de desempleo, con vistas a prevenir y reducir significativamente el desempleo estructural y de larga duración. El desempleo juvenil y la cuestión de los jóvenes que ni trabajan, ni estudian, ni se forman (ninis) se deben seguir abordando a través de la prevención del abandono prematuro de la educación y la formación y una mejora estructural en la transición de la enseñanza al trabajo, entre otras cosas mediante la plena ejecución de la Garantía Juvenil reforzada, que también debe promover las oportunidades de empleo juvenil de calidad. Además, los Estados miembros deben redoblar sus esfuerzos, especialmente a la hora de resaltar la manera en que las transiciones ecológica y digital ofrecen una perspectiva renovada para el futuro, así como oportunidades para que la juventud se incorpore al mercado de trabajo y permanezca en él.

Los Estados miembros deben procurar eliminar los obstáculos y elementos disuasorios, e incentivar la participación en el mercado de trabajo, en particular para las personas con rentas bajas, las que aportan la segunda fuente de ingresos en un hogar (con frecuencia, mujeres) y las que están más alejadas del mercado laboral. En vista de la gran escasez de mano de obra en determinadas ocupaciones y sectores (en particular en los sectores de las CTIM, las TIC, la asistencia sanitaria y los cuidados de larga duración, la educación, el transporte y la construcción), los Estados miembros deben contribuir a fomentar la oferta de mano de obra, en particular promoviendo salarios adecuados y condiciones de trabajo justas y garantizando que el diseño de los sistemas fiscales y de prestaciones sociales favorezca la participación en el mercado de trabajo y que las políticas activas del mercado de trabajo sean eficaces y accesibles, siempre respetando el papel y la autonomía de los interlocutores sociales. Los Estados miembros también deben apoyar la adaptación del entorno de trabajo de las personas con discapacidad, entre otros, con un apoyo financiero y técnico específico, información, concienciación y servicios que les permitan participar en el mercado de trabajo y en la sociedad. Es preciso abordar la brecha salarial y de empleo entre hombres y mujeres, así como los estereotipos de género. Los Estados miembros deben velar por la igualdad entre hombres y mujeres y por una mayor participación femenina en el mercado laboral, entre otras cosas garantizando la igualdad de oportunidades y de progresión de la carrera y eliminando trabas al acceso a los puestos de liderazgo en todos los niveles de la toma de decisiones, así como combatiendo la violencia y el acoso laboral, problema que afecta principalmente a las mujeres. Debe garantizarse la igualdad de retribución por un trabajo igual o de igual valor, así como la transparencia salarial. Debe fomentarse la conciliación de la vida laboral, familiar y privada tanto para mujeres como para hombres, especialmente mediante el acceso a unos cuidados de larga duración y a unos servicios de educación y atención infantil asequibles y de calidad, así como a través de políticas adecuadas que atiendan a los cambios introducidos en el mundo del trabajo por la digitalización. Los Estados miembros deben garantizar que los progenitores y otras personas con responsabilidades familiares tengan acceso a unos permisos por motivos familiares y unas fórmulas de trabajo flexible adecuados, a fin de crear un equilibrio entre la vida laboral, familiar y privada, y fomentar un uso equilibrado de tales derechos entre los progenitores.

Orientación n.o 7: Mejorar el funcionamiento de los mercados laborales y la eficacia del diálogo social

Con objeto de sacar el máximo partido de una mano de obra dinámica y productiva, así como de las nuevas formas de trabajo y los nuevos modelos empresariales, los Estados miembros deben trabajar junto con los interlocutores sociales por unas condiciones de trabajo justas, transparentes y predecibles, conciliando derechos y obligaciones. Deben reducir y prevenir la segmentación de los mercados laborales, luchar contra el trabajo no declarado y los falsos autónomos y fomentar la transición hacia formas de empleo por tiempo indefinido. Las normas sobre la protección del empleo, la legislación laboral y las instituciones deben todas ellas establecer un entorno que favorezca la contratación y la flexibilidad necesaria para que los empleadores se adapten rápidamente a los cambios en el contexto económico, a la vez que se protegen los derechos laborales y se garantiza la protección social, un nivel adecuado de seguridad y unos entornos laborales bien adaptados, seguros y saludables para todos los trabajadores. La promoción del uso de fórmulas de trabajo flexibles, tales como el teletrabajo, puede contribuir a que los niveles de empleo sean más elevados y a que los mercados de trabajo sean más inclusivos. Además, los Estados miembros deben apoyar a los trabajadores, las empresas y otros agentes de la transformación digital, en particular promoviendo la adopción de herramientas éticas y fiables de inteligencia artificial (IA). Esto puede ir desde las políticas hasta la mejora de las capacidades y el reciclaje profesional de los trabajadores para nuevas ocupaciones y los incentivos para que las empresas desarrollen y desplieguen tecnologías que tengan el potencial de aumentar la productividad, complementar la mano de obra humana y aliviar la escasez de mano de obra en sectores críticos. En general, y en el contexto del cambio climático y de la transformación digital en particular, es importante garantizar el respeto de los derechos de los trabajadores en relación con las condiciones de trabajo (incluido el tiempo de trabajo y las modalidades de trabajo que tienen en cuenta las olas de calor), la salud mental en el trabajo y el equilibrio entre la vida profesional y la vida privada. Deben evitarse las relaciones de empleo que den lugar a condiciones de trabajo precarias, incluidos los casos en los que participen trabajadores de plataformas, garantizando la equidad, la transparencia y la rendición de cuentas en el uso de algoritmos, y luchando contra el abuso de los contratos atípicos. Debe garantizarse el acceso a una resolución de litigios efectiva e imparcial, y, en caso de despido injustificado, el derecho a reparación, incluida una indemnización adecuada cuando proceda.

Las políticas deben ir destinadas a mejorar y apoyar la participación, los ajustes y las transiciones en el mercado de trabajo, teniendo también en cuenta el cambio demográfico, e incluyendo a las regiones desfavorecidas. Los Estados miembros deben activar y capacitar eficazmente a quienes puedan participar en el mercado de trabajo, especialmente a los grupos infrarrepresentados, como mujeres y jóvenes, así como a las personas en situación de vulnerabilidad (personas poco cualificadas o en desempleo prolongado, personas con discapacidad, personas de origen migrante, incluidas aquellas con un estatuto de protección temporal, las personas procedentes de comunidades gitanas marginadas y los trabajadores de más edad). Los Estados miembros deben reforzar el alcance y la eficacia de las políticas activas del mercado de trabajo ampliando su orientación, ámbito de aplicación y cobertura, y mejorando su interacción con los servicios sociales, la formación y las ayudas económicas a los desempleados mientras buscan trabajo y sobre la base de sus derechos y responsabilidades. Los Estados miembros deben hacer el mejor uso posible de la financiación y el apoyo técnico de la UE a fin de potenciar la capacidad de los servicios públicos de empleo para prestar asistencia oportuna y personalizada a los solicitantes de empleo, responder a las necesidades actuales y futuras del mercado laboral y aplicar una gestión basada en los resultados, apoyando su capacidad para utilizar los datos y la tecnología digital. Los servicios privados de empleo también desempeñan un papel a este respecto.

Los Estados miembros deben facilitar a los desempleados unas prestaciones de desempleo adecuadas y de duración razonable, en consonancia con sus propias contribuciones y con los criterios de concesión nacionales. Las prestaciones por desempleo no deben desincentivar una rápida vuelta al empleo y deben ir acompañadas de políticas activas del mercado de trabajo, incluidas medidas de mejora de las capacidades y reciclaje profesional, también considerando la escasez de mano de obra y de capacidades.

La movilidad de los estudiantes, los aprendices y los trabajadores debe incrementarse y apoyarse adecuadamente, especialmente para los estudiantes de educación y formación profesionales con menos experiencias de movilidad, con el fin de mejorar sus capacidades y su empleabilidad, aprovechar todo el potencial del mercado laboral europeo y contribuir a la competitividad a escala de la UE, al tiempo que se da respuesta a las posibles consecuencias demográficas adversas de la movilidad (como la fuga de cerebros). Deben abordarse los retos en materia de movilidad laboral dentro de la UE, incluidos los procedimientos para reconocer las cualificaciones profesionales o transferir los derechos adquiridos en materia de seguridad social. Deben garantizarse condiciones justas y dignas para todas las personas que ejercen una actividad transfronteriza, evitando la discriminación y garantizando la igualdad de trato, haciendo cumplir la legislación nacional y de la UE e intensificando la cooperación administrativa entre las administraciones nacionales con respecto a los trabajadores móviles, que se benefician de la asistencia de la Autoridad Laboral Europea.

Debe apoyarse la movilidad de los trabajadores que desempeñan funciones esenciales y de los trabajadores transfronterizos, temporeros y desplazados en caso de cierres temporales de las fronteras a causa de consideraciones de salud pública. Los Estados miembros deben estimular las vías de migración legal y establecer una política de integración eficaz para los trabajadores y sus familias que abarque la educación y la formación, incluida la formación lingüística, el empleo, la salud y la vivienda, de conformidad con la legislación y las prácticas nacionales.

Los Estados miembros también deben esforzarse a la hora de crear las condiciones adecuadas para las nuevas formas y los nuevos métodos de trabajo, aprovechando su potencial de creación de empleo, al tiempo que garantizan el cumplimiento de los derechos sociales existentes. Deben proporcionar asesoramiento y orientación sobre los derechos y obligaciones aplicables en el contexto de los contratos atípicos y las nuevas formas de trabajo, tales como el trabajo en plataformas digitales y el teletrabajo. En este sentido, los interlocutores sociales pueden desempeñar un papel fundamental, y los Estados miembros deben ayudarlos a llegar a las personas con trabajos atípicos o nuevas formas de trabajo y representarlas. Asimismo, los Estados miembros deben considerar la posibilidad de prestar apoyo para el cumplimiento de la normativa, por ejemplo, mediante orientaciones o formación específica para los organismos de inspección, en relación con los retos derivados de las nuevas formas de organizar el trabajo, incluso utilizando tecnologías digitales o inteligencia artificial, tales como la gestión algorítmica, la vigilancia de los trabajadores y el teletrabajo. La aplicación efectiva de los derechos de información y consulta y la negociación colectiva son fundamentales para el desarrollo y el respeto de los derechos de los trabajadores en el contexto de los procesos de digitalización, así como en el uso de la IA y los algoritmos en la organización del trabajo y las relaciones laborales.

Basándose en las prácticas nacionales existentes, los Estados miembros deben fomentar la democracia en el trabajo y garantizar un entorno propicio para el diálogo social bipartito y tripartito a todos los niveles, incluida la negociación colectiva, en los sectores público y privado, conforme a la legislación o las prácticas nacionales, previa consulta y en estrecha cooperación con los interlocutores sociales, respetando al mismo tiempo su autonomía. Los Estados miembros deben implicar a los interlocutores sociales de manera sistemática, significativa y oportuna en el diseño y la aplicación de políticas de empleo, sociales y, cuando proceda, económicas y de otro tipo, así como en la fijación y actualización de los salarios mínimos legales. Los Estados miembros deben promover un mayor nivel de cobertura de la negociación colectiva, en particular promoviendo la creación y el refuerzo de la capacidad de los interlocutores sociales, permitiendo una negociación colectiva eficaz a todos los niveles adecuados y fomentando la coordinación entre esos niveles y entre ellos. Debe animarse a los interlocutores sociales a que negocien y celebren convenios colectivos en asuntos de su incumbencia, respetando su autonomía y su derecho a la acción colectiva. La función de los interlocutores sociales es crucial en la concepción y la ejecución de soluciones equilibradas que faciliten una transición equitativa hacia una economía descarbonizada.

Cuando proceda, y basándose en las prácticas nacionales existentes, los Estados miembros deben tener en cuenta la experiencia pertinente de las organizaciones de la sociedad civil en materia social y de empleo.

Orientación n.o 8: Promover la igualdad de oportunidades para todos, fomentar la integración social y combatir la pobreza

Los Estados miembros deben favorecer unos mercados laborales inclusivos y abiertos a todos, instaurando medidas eficaces para eliminar todas las formas de discriminación y garantizar la igualdad de oportunidades para todos, y en particular para los grupos infrarrepresentados en el mercado laboral, prestando asimismo la debida atención a la dimensión regional y territorial. Deben garantizar la igualdad de trato en relación con el empleo, la asistencia a los solicitantes de empleo, la protección social, la asistencia sanitaria, la educación y el cuidado a la primera infancia, los cuidados de larga duración, la educación y el acceso a bienes y servicios, incluida la vivienda, independientemente del género, el origen étnico o racial, la religión o las convicciones, la discapacidad, la edad o la orientación sexual.

Los Estados miembros deben modernizar los sistemas de protección social, con el fin de ofrecer protección social adecuada, eficaz, eficiente y sostenible para todos, a lo largo de todas las etapas de la vida, fomentando la inclusión y la ascensión sociales, incentivando la participación en el mercado de trabajo, apoyando la inversión social, luchando contra la pobreza y la exclusión social y abordando las desigualdades, entre otras cosas mediante el diseño de sus sistemas fiscales y de prestaciones y la evaluación del efecto distributivo de las políticas. Completar planteamientos universales con otros orientados mejorará la eficacia de los sistemas de protección social. La modernización de los sistemas de protección social también debe tener como objetivo mejorar su resiliencia frente a desafíos polifacéticos. Debe prestarse especial atención a los hogares vulnerables que resultan afectados por las transiciones ecológica y digital y por el aumento del coste de la vida, en particular los costes de la vivienda y la energía. Los Estados miembros deben seguir abordando las lagunas en el acceso a la protección social para los trabajadores por cuenta ajena y por cuenta propia a la vista del aumento de las formas atípicas de trabajo.

Los Estados miembros deben desarrollar e integrar los tres aspectos de la inclusión activa: un apoyo a la renta adecuado, unos mercados de trabajo inclusivos y el acceso a servicios de capacitación de calidad, para responder a necesidades individuales. Los sistemas de protección social deben garantizar unas prestaciones de renta mínima adecuadas para toda persona que carezca de recursos suficientes y promover la inclusión social apoyando y alentando a las personas a participar activamente en el mercado laboral y en la sociedad, entre otras cosas mediante la prestación de servicios sociales específicos. La existencia de vivienda asequible y accesible y de servicios de calidad, tales como la atención y educación infantiles, la asistencia extraescolar, la educación, la formación, y los servicios sanitarios y los cuidados de larga duración, es una condición necesaria para garantizar la igualdad de oportunidades. En consonancia con los objetivos principales de la Unión y nacionales para 2030 en materia de reducción de la pobreza, debe prestarse una atención particular a la lucha contra la pobreza y la exclusión social, incluida la pobreza de las personas con empleo. La pobreza y la exclusión infantiles deben abordarse especialmente con medidas exhaustivas e integradas, también mediante la plena aplicación de la Garantía Infantil Europea. Los Estados miembros deben garantizar que todos, incluidos los niños, tengan acceso a servicios básicos de buena calidad. Para aquellos que se encuentren en situación vulnerable o de necesidad, deben también garantizar el acceso a una vivienda adecuada y asequible, como la vivienda social, o las ayudas a la vivienda. Deben garantizar una transición energética limpia y justa y abordar la pobreza energética como una forma cada vez más significativa de pobreza, también, cuando proceda, a través de medidas de apoyo específicas destinadas a los hogares en situaciones de vulnerabilidad. Los Estados miembros deben, en su caso, hacer un uso eficaz de la financiación y el apoyo técnico de la UE para invertir en viviendas sociales o ayudas a la vivienda, renovación de viviendas y servicios de acompañamiento, y abordar la urgente necesidad de viviendas asequibles y adecuadas. En relación con esos servicios, deben tenerse en cuenta las necesidades específicas de las personas con discapacidad, incluida la accesibilidad. El problema de las personas sin hogar debe abordarse específicamente con medidas preventivas y promoviendo el acceso a una vivienda permanente y la prestación de servicios de apoyo facilitadores.

Los Estados miembros deben garantizar un acceso oportuno a una asistencia sanitaria asequible, preventiva y curativa y a unos cuidados de larga duración de alta calidad, preservando al mismo tiempo la sostenibilidad a largo plazo. En el contexto de una creciente demanda de cuidados de larga duración, también vinculada a los cambios demográficos, deben abordarse las lagunas en la adecuación, así como la escasez de mano de obra y las malas condiciones de trabajo.

Ante la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania y en consonancia con la activación de la Directiva 2001/55/CE del Consejo (1), los Estados miembros deben seguir ofreciendo un nivel adecuado de protección a las personas desplazadas procedentes de Ucrania. En el caso de los menores no acompañados, deben también aplicar las medidas necesarias. Debe asegurarse el acceso de los menores desplazados a una educación infantil y una atención a la infancia, así como a otros servicios esenciales, de conformidad con la Garantía Infantil Europea.

En un contexto de creciente longevidad y cambio demográfico, los Estados miembros deben velar por que los regímenes de pensiones de los trabajadores por cuenta propia y por cuenta ajena sean adecuados y sostenibles y ofrezcan igualdad de oportunidades para mujeres y hombres en la adquisición y consolidación de los derechos de pensión, también mediante regímenes complementarios para garantizar unos ingresos adecuados en la vejez. Las reformas de las pensiones deben apoyarse en políticas destinadas a reducir la brecha de género en las pensiones, promover un envejecimiento activo y saludable y ampliar la vida laboral, por ejemplo aumentando la edad efectiva de jubilación —en particular facilitando la participación en el mercado laboral y garantizando condiciones de trabajo adaptadas a las necesidades de las personas mayores. Los Estados miembros deben establecer un diálogo constructivo con los interlocutores sociales y otras partes interesadas pertinentes y permitir una introducción progresiva de las reformas”.

5  Por lo que se refiere a España hay que prestar especial atención en primer lugar a la “Recomendación de Recomendación delConsejo sobre las políticas económicas, sociales, de empleo, estructurales ypresupuestarias de España”  , siendo una de las recomendaciones dirigidas a nuestro país “6. Abordar la pobreza infantil, mejorando al mismo tiempo la eficiencia, la cobertura y la idoneidad de las transferencias sociales y la asistencia social. Reducir la escasez y el desajuste de competencias mediante el fortalecimiento de la formación profesional dual y el aumento del aprendizaje permanente, en particular para las personas poco cualificadas. Mejorar las competencias básicas y abordar el abandono escolar prematuro, teniendo en cuenta las disparidades regionales”.

Con anterioridad, y al examinar la realidad social española, la propuesta de Recomendación se manifiesta en estos términos:

“(35) En un contexto de altos riesgos de pobreza y exclusión social, la pobreza infantil constituye un desafío estructural significativo para la equidad social y la competitividad futura. Más de uno de cada tres niños corre riesgo de pobreza o exclusión social. Los más afectados son los niños de origen migrante y romaní, los niños de hogares monoparentales, los niños cuyos padres tienen un nivel educativo bajo o medio y los niños de hogares con baja intensidad laboral. La privación material y social grave también es elevada y superior a la media de la UE. Existe potencial para mejorar el bienestar infantil garantizando un acceso más equitativo, así como una prestación más eficiente y específica, a las medidas de apoyo social y protección de los ingresos. Reforzar y acelerar la aplicación de la Garantía Infantil, así como garantizar el acceso a servicios básicos como la alimentación escolar y la vivienda, podría ayudar a mitigar el impacto de la pobreza infantil y prevenir la transmisión intergeneracional de desventajas. El Ingreso Mínimo Vital (IMV) y el Complemento de Ayuda para la Infancia (CAPI) son herramientas cruciales para reducir la pobreza y en los últimos años se han realizado esfuerzos continuos para fortalecer su aplicación. No obstante, mejorar la concienciación y reducir las barreras administrativas podría aumentar las tasas de adopción, que aún son bajas, y abordar las ineficiencias. El impacto de las transferencias sociales (excluidas las pensiones) en la reducción de la pobreza, incluida la pobreza infantil, se encuentra entre los más bajos de la UE. A pesar de algunas mejoras, la desigualdad de ingresos sigue siendo alta y superior a la media de la UE, y el efecto redistributivo de los impuestos y las prestaciones también es limitado. Perfeccionar el diseño de las actuales deducciones fiscales relacionadas con la infancia ofrece una oportunidad para reforzar el apoyo a los más vulnerables. Aumentar el apoyo específico a las familias y los niños, y reducir las persistentes diferencias regionales, podría ayudar a mejorar los resultados sociales. Abordar estos desafíos también contribuiría a impulsar la convergencia social ascendente, de acuerdo con el análisis por país de la segunda fase de los servicios de la Comisión basado en el Marco de Convergencia Social.

(36) Obstáculos persistentes afectan la transición de la educación al trabajo, tanto en la formación profesional y educativa (FP) como en la educación superior. Los bajos niveles de competencias básicas y las altas tasas de abandono escolar prematuro siguen siendo problemas acuciantes. Un porcentaje significativo de jóvenes de 15 años presenta un rendimiento inferior en matemáticas, lectura y ciencias. Pocos estudiantes alcanzan el máximo rendimiento, lo que pone en peligro la productividad y la competitividad futuras. A pesar del aumento de la matriculación en FP, la matriculación en programas de educación secundaria superior y dual sigue siendo limitada. Las bajas tasas de empleo de los graduados de FP con cualificaciones medias y la baja proporción de adultos con cualificaciones intermedias apuntan a desajustes subyacentes de competencias. La matriculación en FP disminuye con la edad y el nivel educativo, lo que agrava las desigualdades, especialmente para los adultos mayores, los hombres y las personas con bajos niveles de competencias. La baja tasa de participación en la educación de adultos reduce las oportunidades de adaptación a las necesidades cambiantes del mercado laboral, lo que también perjudica la productividad y la competitividad.

(37) La tasa de niños matriculados en educación y atención a la primera infancia continúa aumentando, pero persisten las disparidades regionales. Las diferencias regionales en el logro de competencias básicas también son significativas. El abandono escolar prematuro también sigue siendo un desafío, con diferencias persistentes a nivel regional y entre géneros”.

Y en segundo término, estrechamente ligado al anterior, al documento de trabajo de los servicios de la Comisión “Informe de País 2025 – España, acompañando al documento«Recomendación de Recomendación del Consejo sobre las políticas económicas,sociales, de empleo, estructurales y presupuestarias de España» , que entre sus conclusiones destaca que “Para impulsar la competitividad, la sostenibilidad y la equidad social, España se beneficiaría de: ... apoyar la convergencia social ascendente, reduciendo la pobreza y la exclusión social, en particular la infantil, mediante la mejora de la eficiencia, la cobertura y la adecuación de las transferencias sociales y la asistencia social; mejorar los resultados del mercado laboral y seguir reduciendo la segmentación, abordando el elevado desempleo juvenil, mitigando la infrarrepresentación de los trabajadores de mayor edad en el mercado laboral y reduciendo aún más la elevada proporción de contratos temporales en el sector público; abordar la escasez y el desajuste de las competencias profesionales, incentivando el aprendizaje de adultos para las personas con baja cualificación, garantizando la plena implantación de la FP dual y abordando la escasa dotación de competencias básicas y el elevado abandono escolar prematuro”.

Buena lectura.

 

martes, 3 de junio de 2025

La immigració i les dades d'atur i d'afiliació a la Seguretat Social del mes de maig

 

1. En primer lloc, faig referència a les dades d’afiliació a la SeguretatSocial   , fetes públiques el dimarts, 3 de juny, pel Ministeri d’inclusió, Seguretat Social i Migracions

Pel que fa a la població estrangera les dades més destacades són els següents:

La mitja del nombre de treballadors estrangers afiliats a la Seguretat Social durant el mes de maig  ha estat de 3.070.831, amb un augment de 73.524 persones sobre el mes anterior, a causa del creixement de l’afiliació al règim general (68.879) i al d’autònoms (4.000). El nombre de treballadors del règim d'autònoms és en l'actualitat de 484.062, i el del règim general és de 2.580.639

Durant el mes de maig, el nombre mitjà d'afiliats a la Seguretat Social en sèrie interanual va créixer en 462.581 persones, mentre que el creixement del nombre d'estrangers va ser de 187.864.

 El percentatge de treballadors estrangers afiliats és del 13,88 % del total de la població treballadora afiliada (21.784.375).

El 52,6 % (11.546.360) de la població total afiliada són homes, i el 47,4 % (10.328.015) són dones

2. Analitzo a continuació les dades sobre demandants d'ocupació, atur registrat i contractes corresponents al mes de maig i de les prestacions per desocupació corresponents al mes d’abril   ,  que han estat també publicades el dimarts, 3 de juny, pel Ministeri  de Treball i Economia Social  Les dades més destacades són les següents:

A) Nombre de treballadors estrangers en situació d'atur: 342.811 (13,64 % del total 2.512.718). 102.010 són de països UE i 240.801 de països no UE. La disminució mensual ha estat de 9.886 (17,09 % del total, 57.835) i el descens interanual de 9.240  (6.04 % del total, 152.967). En les dades del mes de maig destaca el descens en tots els sectors d’activitat, sent el primer el de la indústria (3,97 %, sent l’atur de 18.187 persones)

B) Nombre de treballadors estrangers en situació d’atur a Catalunya: 65.684 (19,16 % del total, 342.811). 16.740 són de països UE i 48.944de països no UE, amb un descens mensual de 1.714 persones (17,23 % del total, 9.886), i disminució interanual de 1.833 ( 19,83 % del total, 9.240) L’atur es concentra majoritàriament en el sector dels serveis en les quatre demarcacions territorials catalanes (40.982) i l’atur en el sector de la construcció es situa en 6.389, per darrera del de les persones sense ocupació anterior, 11.758.

C) La informació es facilita també sobre el nombre de contractes a persones treballadores estrangeres, tant per a tot l’Estat com per Comunitats Autònomes. A tota España el nombre ha estat de 350.721, amb un augment mensual de 52.962, i interanual de 5.934. 73.340 contractes s’han formalitzat amb persones sotmeses al regim comunitari, i 277.381 al regim general. El 60,46 % s’han formalitzat en el sector dels serveis, 22,61 % a l’agricultura,  9,76 % a la indústria, i  7,14 % a la construcció.

A Catalunya, el nombre ha estat de 66.260, amb una millora mensual de 10.158, i descens interanual de 2.381. 11.138 contractes s’han formalitzat amb persones sotmeses al regim comunitari, i 55.122 al regim general.

D) Nombre de treballadors estrangers beneficiaris de prestacions d'atur el mes d’abril: 175.883, amb una disminució interanual del 12,0 %. 62.056 aturats són de països UE i 113.827 són de països no UE. Aquest nombre suposa el 11,61 % sobre el total de beneficiaris, amb un percentatge del 16,18 % si es tracta de la prestació contributiva, del 6,18 % en cas de subsidi, 12,95 % en la renda activa d'inserció, i 6,40 % per al subsidi per a treballadors eventuals agraris.

Si comparem les dades d’abril amb les dels onze mesos anteriors s'observa una molt lleu millora percentual de la població acollida a la prestació contributiva, una important disminució entre els perceptors de subsidi, i un augment dels qui reben la renda activa d'inserció, i del subsidi agrari. Hi ha una altra dada que convé tenir en consideració per analitzar els canvis que s'estan produint en la percepció de prestacions per part dels estrangers: en sèrie interanual, la prestació contributiva ha augmentat del 111,52 al 11,61 %, i el subsidi ha passat del 7,89 al 6,18 %. És a dir, el nombre d'aturats estrangers que cobren el subsidi de desocupació sobre el total de la població perceptora és bastant inferior que el dels que cobren la prestació contributiva (6,18 i 11,61 %, respectivament), consolidant-se la tendència mantinguda durant molts mesos anteriors. Igualment, destaca el nombre de persones perceptores de la Renda Activa d'Inserció, el 12,95 % del total dels perceptors, amb un creixement del 2,9 % interanual. De les dades del mes d’abril cal destacar que el percentatge de perceptors de la RAI segueix per sobre dels perceptors del subsidi.

Si analitzem quins aturats cobren els diferents tipus de prestacions, podem comprovar que les contributives suposen el 65,7 % dels estrangers de països UE i el 76,9 % dels de països no UE, i que el nombre de perceptors del subsidi, RAI i REASS, suposa el 34,3 i 23,1 % respectivament. Pel que fa a les dades del conjunt de la població perceptora de prestacions el mes d’abril, un total de 1.515.513, el 52 % reben prestacions contributives i la resta prestacions assistencials (40 % subsidi, 3 % RAI, i 5 % personal eventual agrari).

El percentatge de beneficiaris sobre el total de demandants d'ocupació estrangers és del 27,71 % (31,45 i 32,75 % els mesos d’abril de 2023 i 2024 respectivament). La despesa per als aturats estrangers és de 190.222 euros, un 9,8 % de la despesa total (amb una disminució del 0,1 % sobre l'any anterior).

El 64,8 % de la despesa total de prestacions (1.944.531 milions d’euros) es destina a la prestació contributiva, percentatge que és del 84,0 % en el cas dels aturats estrangers (73,0 i 75.1 % els mesos d’abril de 2023 i 2024, respectivament).

E) Quant al nombre de perceptors estrangers la província de Madrid ocupa el primer lloc (15,66 %), per davant de la de Barcelona (13,49 %), , València (6,33 %),  Almeria (5,03 %), Alacant (4,79 %), Múrcia (4,13 %), Màlaga (3,36 %), Illes Baleares (2,81 %), Tarragona (2,60 %), i Lleida (2,55 %).

F) Per nacionalitats, els treballadors marroquins ocupen la primera posició (33.659, 19,14 %), per davant dels romanesos (31.752, 18,905 %), mentre que  els colombians ocupen la tercera posició (10.544, 5,99 %), els italians la quarta  (9.707, 5,52 %), i els veneçolans la cinquena (6.962, 3,96 %).

 

OIT. Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo (actualización de mayo de 2025).

 

1. Casi coincidiendo con la inauguración de la 113ª reunión de la Conferencia Internacional delTrabajo, que se celebra en Ginebra de 2 al 13 de junio   , la OIT publicó el 28 de mayo, la actualización de los datos que difunde periódicamente sobre las perspectivas sociales y de empleo en el mundo (original inglés  World Employment and SocialOutlook: May 2025 Update ).

He abordado el examen de informes anteriores en otras entradas del blog, y me permito remitirme a la más reciente, la entrada “La OIT alerta, una vez más, sobre el incremento de las desigualdades, y la UE se preocupa por los colectivos vulnerables”, publicada el 7 de septiembre de 2024 

2. La nota de prensa de presentación del Informe tiene el significativo título de “La previsión de empleo mundial se reduce en hasta 7 millones de puestos de trabajo en 2025 en un contexto de creciente incertidumbre”, y va acompañada del subtítulo “En su nueva actualización de las Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo, la OIT señala las tensiones geopolíticas y las disrupciones comerciales como factores clave del deterioro de las perspectivas económicas, lo que frenará el crecimiento del empleo”. Reproduzco unos fragmentos de su contenido:

“La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha revisado su previsión de empleo mundial para 2025, proyectando la creación de 53 millones de puestos de trabajo en lugar de los 60 millones estimados anteriormente. Esto se traduce en una reducción del crecimiento del empleo mundial del 1,7% al 1,5% este año. El descenso -que equivale a unos siete millones de puestos de trabajo adicionales menos- refleja una revisión a la baja de las perspectivas económicas mundiales, ya que se prevé un crecimiento del PIB del 2,8%, por debajo de la proyección anterior del 3,2%...

Además, la OIT estima que cerca de 84 millones de empleos en 71 países están directa o indirectamente vinculados a la demanda de consumo de Estados Unidos. Estos puestos de trabajo, y los ingresos que generan, están cada vez más amenazados por el aumento de las tensiones comerciales. La región Asia-Pacífico es donde se concentra la mayor parte de estos empleos, 56 millones. Sin embargo, Canadá y México tienen la mayor proporción de puestos de trabajo expuestos (17,1%)...

... El informe también pone de relieve tendencias preocupantes en la distribución de los ingresos. La participación de los ingresos del trabajo –que es la proporción del PIB que va a los trabajadores– cayó a nivel mundial del 53,0% en 2014 al 52,4% en 2024. África y América experimentaron los mayores descensos. Si esta proporción se hubiera mantenido sin cambios, los ingresos laborales a nivel mundial habrían sido 1 billón de dólares más altos en 2024, o 290 dólares más por trabajador en términos de poder adquisitivo constante. Esta erosión de la parte de la renta mundial destinada a los trabajadores ejerce una presión al alza sobre la desigualdad y pone de manifiesto una desconexión entre el crecimiento económico y la remuneración de los trabajadores.

El informe señala un desplazamiento del empleo hacia trabajos de alta cualificación. Las mujeres lideran esta tendencia. Entre 2013 y 2023, la proporción de mujeres empleadas en ocupaciones de alta cualificación aumentó del 21,2% al 23,2%, mientras que la proporción de hombres en ocupaciones de alta cualificación se situaba en torno al 18% en 2023. Sin embargo, persiste la segregación ocupacional, ya que las mujeres están infrarrepresentadas en sectores como la construcción y sobrerrepresentadas en funciones administrativas y asistenciales.

Y aunque el nivel educativo sigue aumentando en todo el mundo, el mercado laboral sigue caracterizándose por importantes desajustes educativos. En 2022, sólo el 47,7% de los trabajadores tenían cualificaciones que se ajustaban adecuadamente a los requisitos de su puesto de trabajo. La proporción de trabajadores con un nivel educativo insuficiente se redujo del 37,9% al 33,4% en la última década, pero la proporción de trabajadores con un nivel educativo excesivo aumentó del 15,5% al 18,9%.

El informe también aborda los efectos de las nuevas tecnologías en el mundo laboral. En él se constata que casi uno de cada cuatro trabajadores puede ver transformado su puesto de trabajo por la IA generativa. Una mayor proporción de puestos de trabajo en ocupaciones de cualificación media tienen algún grado de exposición, pero un mayor porcentaje de puestos de trabajo en ocupaciones de alta cualificación tienen una alta exposición, por lo que las tareas existentes podrían ser potencialmente automatizadas por la IA...”.

3. Remitiendo a todas las personas interesadas a la lectura integra del informe, reproduzco en esta entrada (traducción no oficial) dos contenidos de especial interés a mi parecer: la importancia del trabajo informal y la necesidad de adoptar medidas para su formalización, por un parte, y los cambios en la estructura ocupacional derivados de la entrada en liza, y cada vez con mayor intensidad, de la tecnología en general y de la Inteligencia Artificial en particular, así como también las conclusiones del Informe (la negrita es mía).

Buena lectura.  

“... Crecimiento económico, productividad y empleo en la última década

La creación de nuevos puestos de trabajo es un objetivo importante para los responsables políticos, pero incluso cuando un fuerte crecimiento económico se traduce en un elevado crecimiento del empleo, la calidad de los resultados del empleo no es un subproducto automático (Lee et al., 2020). Por ello, los países también deben garantizar que los nuevos puestos de trabajo ofrezcan salarios y condiciones laborales decentes. Un análisis de la evolución del empleo formal e informal en la última década es informativo sobre las tendencias de la calidad del empleo. A escala mundial, el empleo formal e informal han crecido a un ritmo similar en los últimos diez años (véase la Figura 5). Si bien a principios de la última década el crecimiento del empleo formal superó ligeramente al del empleo informal, el empleo informal demostró ser más resistente durante la pandemia de COVID-19, y se recuperó más rápidamente después. En 2024, el empleo formal en todo el mundo aumentó un 12,6% desde 2014, mientras que el empleo informal creció un 13,7% durante el mismo período. El crecimiento más rápido del empleo informal en la última década es atribuible, al menos en parte, a las diferencias en la composición del empleo de los países. En promedio, algunos de los países con grandes poblaciones empleadas y una alta prevalencia del empleo informal también experimentaron un crecimiento significativo del empleo total

Más de 2.000 millones de personas tenían un empleo informal en 2024, lo que representa el 57,8% de todos los trabajadores empleados en todo el mundo (véase el Cuadro A1 del Anexo Estadístico). En África, una región en la que alrededor del 85% de los trabajadores estaban empleados de manera informal, el empleo informal creció un 29,3% en la última década. En los Estados árabes, el empleo informal creció aún más rápido, más del 36,1%, superando significativamente el crecimiento del 22,3% del empleo formal. Por el contrario, Europa y Asia Central, donde sólo el 12% de los trabajadores tenían empleos informales en 2024, experimentaron un descenso del empleo informal del - 11,3% en los últimos diez años, mientras que el empleo formal registró un crecimiento del 10,5%. Del mismo modo, en la región de Asia y el Pacífico, el empleo total fue impulsado principalmente por más oportunidades de empleo formal, lo que sugiere un cambio en curso hacia estructuras de mercado de trabajo más formales en la región.

La persistencia del empleo informal - y en algunas regiones su expansión - pone de relieve los retos actuales de traducir el crecimiento económico en oportunidades de empleo formal y decente. Las disparidades regionales subrayan la necesidad de seguir esforzándose por garantizar que el crecimiento económico no sólo sea intensivo en empleo, sino también integrador.

Dinámica ocupacional en el mundo del trabajo

En la última década, se han producido cambios significativos en la composición ocupacional de la población mundial empleada, impulsados en parte por la evolución de los requisitos de cualificación y los avances tecnológicos. Antes de examinar estos cambios, es útil comprender primero la composición ocupacional del empleo. La Figura 7 ofrece una instantánea de la estructura ocupacional en 2023 utilizando las ocupaciones de los principales grupos de la CIUO-08 (nivel de 1 dígito). Alrededor de cuatro de cada diez trabajadores en todo el mundo (40,2%) estaban empleados en ocupaciones elementales o en ocupaciones cualificadas de la agricultura, la silvicultura y la pesca, que en lo sucesivo se agruparán en una categoría y se denominarán ocupaciones de nivel de cualificación bajo/medio. Estas ocupaciones suelen caracterizarse por unos requisitos de educación formal limitados y unos salarios bajos. Otras ocupaciones de cualificación media -incluidos los empleados administrativos, los trabajadores de los servicios y las ventas, los artesanos, los operadores de maquinaria e instalaciones y los ensambladores- representaron el 39,7% del empleo mundial. Por último, las ocupaciones de alta cualificación -directivos, profesionales, técnicos y profesionales asociados- representaban alrededor de una quinta parte (20,1%) de los trabajadores, lo que refleja la creciente demanda de talento y competencias especializadas.

 Una transición desigual hacia ocupaciones de alta cualificación

Entender cómo ha cambiado a lo largo del tiempo la distribución del empleo entre ocupaciones con diferentes requisitos de cualificación es crucial para evaluar los avances hacia unos mercados laborales más inclusivos y resistentes. A medida que evolucionan las economías, los cambios en la composición de la población empleada reflejan transformaciones estructurales más amplias, impulsadas por los avances tecnológicos, los cambios demográficos, la expansión de la educación, la globalización y los cambios en la demanda de mano de obra, entre otros factores.

En los últimos diez años, el mundo ha experimentado notables cambios en su estructura ocupacional:

Las estimaciones de la OIT indican que el 6,5% de los trabajadores en 2023 estarán empleados en ocupaciones diferentes de las que tendrían si se replicara hipotéticamente la distribución ocupacional de una década antes.20 Esta transformación ha sido significativamente más pronunciada entre las mujeres que entre los hombres (véase el recuadro).

La Figura 8 presenta las ocupaciones agrupadas por su correspondiente nivel de cualificación, y ofrece información sobre la proporción de trabajadores empleados en cada categoría de ocupaciones en 2013 y 2023 a nivel mundial, y por grupo de ingresos de cada país. La estructura ocupacional de la población empleada difiere notablemente entre los grupos de renta de los países, y la distribución de los trabajadores por nivel de cualificación está estrechamente vinculada a la fase de desarrollo económico. Los países de renta baja siguen dependiendo en gran medida de las ocupaciones elementales y de las ocupaciones relacionadas con la agricultura, la silvicultura y la pesca (ocupaciones de cualificación baja/media), que representaban el 65,5% del empleo total en 2023, un porcentaje ligeramente inferior al 67,8% de 2013. En estos países, el empleo de baja cualificación sigue prevaleciendo debido a la lentitud con la que se está abandonando la agricultura y otros sectores de baja productividad. Esto pone de relieve la necesidad de políticas que apoyen la transformación estructural y creen oportunidades de empleo más diversas.

 

En el extremo opuesto del espectro, los países de renta alta han mantenido una proporción sistemáticamente baja de empleo de cualificación baja/media -en torno al 12%- y registran la mayor proporción de trabajadores empleados en ocupaciones de alta cualificación entre todos los grupos de renta (44,3% en 2023). La mayor prevalencia de empleos de alta cualificación en los países de renta alta se debe, al menos en parte, a que estos países cuentan con trabajadores más cualificados. Esto subraya la importancia de invertir en sistemas de educación y formación para ayudar a los trabajadores a adquirir las competencias que necesitan para conseguir mejores empleos y apoyar el desarrollo económico.

La dinámica ocupacional se ha caracterizado por un cambio general hacia el empleo de alta cualificación, aunque el progreso entre los grupos de renta de los países ha sido desigual. La proporción de empleo en ocupaciones de alta cualificación (es decir, directivos, profesionales y técnicos y profesionales asociados) fue del 18,9% en 2013, y aumentó hasta el 20,1% en 2023. Los países de renta alta han impulsado esta tendencia, con un aumento de la proporción de empleo de alta cualificación del 39,4% al 44,3%, frente al descenso del empleo de cualificación media y de cualificación baja/media. Este cambio general hacia ocupaciones de alta cualificación ha sido especialmente pronunciado en el caso de las mujeres (véase el recuadro) y está en consonancia con un patrón global de mejora de las cualificaciones (Pérez et al., 2025). Durante la última década, en los países con datos disponibles, la proporción de trabajadores con una cualificación educativa avanzada ha aumentado del 25,7 al 29,8 por ciento, observándose mejoras significativas en los niveles educativos de los trabajadores en todos los principales grupos ocupacionales.

El crecimiento de las ocupaciones de alta cualificación fue impulsado principalmente por los trabajadores empleados como profesionales. Su proporción dentro del empleo total aumentó del 8,7 al 10,4 por ciento, alcanzando un máximo del 21,7 por ciento en los países de ingresos altos. Entre los profesionales, los que trabajan en el sector de las tecnologías de la información y la comunicación son los que han experimentado un crecimiento más rápido, con un porcentaje del empleo total (en los países con datos disponibles) que ha pasado del 0,8% al 1,3% en la última década.

En cambio, los países de renta baja y media-alta están experimentando una transición gradual hacia ocupaciones de cualificación media. El porcentaje de empleo en ocupaciones de cualificación media ha aumentado del 30,9 al 36,5 por ciento en los países de renta media-baja, y del 40,2 al 42,8 por ciento en los países de renta media-alta, aunque las funciones de cualificación inferior siguen dominando la estructura ocupacional de la población empleada en los países de renta media-baja. Este cambio hacia el empleo de cualificación media se ha producido junto con un descenso del empleo de cualificación baja/media -del 54,3 al 50,0 por ciento en los países de renta media-baja y del 45,8 al 41,4 por ciento en los países de renta media-alta-, lo que sugiere una mejora ocupacional constante debida a las mejoras en la educación y el desarrollo de cualificaciones, y a la reestructuración económica.

Conclusiones

Las perspectivas macroeconómicas y de empleo mundiales para 2025 son de ralentización del crecimiento, intensificación de la volatilidad comercial y aumento de las tensiones geopolíticas, todo lo cual contribuye a aumentar la incertidumbre. Esta incertidumbre se refleja en indicadores adelantados como el descenso de la confianza de los consumidores y las empresas; sin embargo, las cifras de desempleo se mantienen estables, sin signos actuales de presión al alza. A pesar de ello, se espera que la ralentización del crecimiento económico mundial en 2025 se traduzca en un aumento del empleo más modesto de lo previsto: la OIT ha rebajado su previsión de crecimiento del empleo mundial para 2025 de 60 millones a 53 millones. Esta rebaja refleja no sólo las tensiones comerciales, sino también una mayor cautela entre las empresas. Además, aproximadamente 84 millones de trabajadores de 71 países, la mayoría en Asia y el Pacífico, ocupan puestos de trabajo vinculados directa o indirectamente, a través de cadenas de suministro, a la demanda final de Estados Unidos y, por tanto, corren el riesgo de verse afectados por las inciertas medidas arancelarias estadounidenses. En este contexto, los países pueden considerar políticas que apoyen la diversificación productiva, incluidas estrategias que refuercen la demanda nacional y regional. Estos enfoques podrían aumentar la resistencia del empleo y reducir la vulnerabilidad a las perturbaciones del comercio mundial.

En cuanto a la evolución del mercado de trabajo a más largo plazo en la última década, el crecimiento económico mundial ha dado lugar a aumentos moderados del empleo, con importantes variaciones regionales en la forma en que el crecimiento se tradujo en mejoras del empleo o de la productividad. La persistencia y, en algunas regiones, la expansión del empleo informal pone de relieve los retos actuales a la hora de garantizar que el crecimiento económico ofrezca oportunidades de empleo formal y decente para todos. Promover la formalización del trabajo e invertir en el desarrollo de competencias es esencial para garantizar que el crecimiento económico se traduzca en empleo de calidad para los trabajadores. Además, sigue siendo necesario mejorar los esfuerzos de recopilación de datos para captar mejor las métricas relacionadas con la calidad y la inclusividad de los resultados del empleo.

La proporción de la renta del trabajo, que representa la renta total obtenida por los trabajadores en una economía como proporción del PIB, ha experimentado un descenso de 0,6 puntos porcentuales durante la última década. Si la participación de la renta del trabajo se hubiera mantenido en su nivel de 2014, cada trabajador habría ganado de media 290 dólares adicionales en 2024. Para garantizar que los beneficios del progreso económico se reparten equitativamente, es esencial reforzar las instituciones del mercado laboral que defienden los principios y derechos fundamentales en el trabajo, promueven el diálogo social y refuerzan la negociación colectiva. Estas instituciones no sólo son clave para invertir el descenso de la participación del trabajo en la renta, sino que también son fundamentales para un crecimiento económico inclusivo, equitativo y sostenible.

Las estructuras ocupacionales mundiales han cambiado considerablemente en la última década. El empleo se está desplazando hacia ocupaciones de alta cualificación, sobre todo en los países de renta alta, debido a la evolución de las demandas de cualificación y al aumento de los niveles educativos. Sin embargo, los países de renta baja siguen dependiendo de ocupaciones de cualificación baja/media, mientras que los países de renta media-baja y media-alta están realizando una transición gradual hacia ocupaciones de cualificación media y alta.

Sorprendentemente, menos de la mitad de los trabajadores (47,7%) en una muestra de 59 países con datos disponibles tenían un nivel educativo que se ajustaba adecuadamente a los requisitos de sus puestos de trabajo. De 2013 a 2023, la proporción de trabajadores con un nivel educativo excesivo aumentó del 15,5% al 18,9%, sobre todo en las regiones de ingresos altos, lo que refleja el aumento de los niveles educativos y los posibles desajustes entre las cualificaciones. Aunque la proporción de trabajadores con bajo nivel educativo se redujo del 37,9% al 33,4%, muchos trabajadores siguen careciendo de una adecuación adecuada entre su educación y los requisitos del puesto de trabajo. Esta dinámica pone de relieve la necesidad de políticas que apoyen tanto la mejora de las cualificaciones como una mejor adecuación entre los sistemas educativos y las demandas del mercado laboral.

Además, en un contexto de menor crecimiento del empleo y de mayor incertidumbre económica -y dados los avances relativamente modestos observados en las tendencias del mercado de trabajo a largo plazo en la última década-, las políticas activas del mercado de trabajo, las medidas de protección social y unos servicios públicos de empleo sólidos podrían servir como herramientas importantes para los países que pretenden estabilizar las transiciones del mercado de trabajo y apoyar a los demandantes de empleo. Estas medidas no sólo ayudan a los trabajadores a acceder a un empleo digno, sino que también ayudan a los empleadores ampliando la reserva de mano de obra cualificada, mejorando la adaptabilidad de la mano de obra y reduciendo los costes asociados a una elevada rotación o a la inadecuación de las cualificaciones.

Promover el diálogo entre gobiernos, empresarios y trabajadores también es esencial para alinear los sistemas de formación con la evolución de las necesidades empresariales, garantizar unas condiciones de trabajo justas y fomentar empresas resistentes y productivas. Además, la supervisión eficaz de las condiciones de empleo sigue siendo vital para garantizar que los mercados laborales continúen generando oportunidades de trabajo decente, frente al empleo informal y de menor calidad.

Por último, es probable que el rápido desarrollo y la adopción de tecnologías de IA generativa reconfiguren el mundo del trabajo en los próximos años, aunque en un grado aún desconocido. Los últimos datos disponibles muestran que la mayoría de los trabajadores (76,2%) están empleados en ocupaciones con una exposición mínima o nula a las tecnologías de IA generativa. En las ocupaciones menos cualificadas, casi todos los trabajadores están protegidos de los impactos directos. Sin embargo, el 23,8% restante de los trabajadores se enfrenta a diversos grados de exposición. Una mayor proporción de empleos en ocupaciones de cualificación media tienen cierto grado de exposición a la IA generativa que aquellos en ocupaciones de alta cualificación, pero una mayor proporción de empleos en ocupaciones de alta cualificación tienen una alta exposición, ya que la mayoría de las tareas existentes podrían automatizarse. A medida que los países continúen la transición hacia ocupaciones que requieran una mayor cualificación, es fundamental gestionar este cambio de forma proactiva para garantizar que la integración de la IA generativa favorezca oportunidades de empleo decente para todos..."