1. La 113ª reunión
de la Conferencia Internacional del Trabajo, celebrada en Ginebra de 2 a 13 de
junio, nos deja, tras su aprobación, de una parte un Convenio y unaRecomendación Convenio sobre la prevención y la protección frente a lospeligros biológicos en el entorno de trabajo ; de otra, una resolución, acompañada de recomendaciones, por la que se deja
despejado el camino de cara a la próxima reunión anual para la aprobación de
un Convenio y una Recomendación sobre el trabajo decente en la economía deplataformas , y por último, las conclusiones
adoptadas sobre los medios de abordar la informalidad y promover la transición
a la formalidad en pro del trabajo decente
2. Centro mi
atención en esta entrada del blog en las citadas conclusiones, que han de orientar
a la Oficina Internacional del Trabajo sobre su puesta en práctica, a la par
que se solicita al Director General que “... prepare un plan de acción sobre
enfoques innovadores para abordar la informalidad y promover la transición a la
formalidad en pro del trabajo decente para la puesta en práctica de las
conclusiones, para su examen por el Consejo de Administración en su 355.ª
reunión (noviembre de 2025)”.
Completo de esta
forma la explicación realizada en la entrada “Trabajo decente: El necesario
tránsito de la informalidad a la formalidad. A propósito del Informe presentado
a la próxima Conferencia Internacional del Trabajo” En esta, me referí a las propuestas de prioridades y principios recogidos en el
Informe que deberían guiar la puesta en práctica de la Recomendación 204,
aprobada en 2015, sobre la transición de la economía informal a la economía
formal, para seguir avanzando en el camino de la reducción de la informalidad y
el avance hacia una mayor formalidad, económica y laboral, a escala mundial y
siempre teniendo en cuentas las distintas realidades nacionales, que han sido
sustancialmente acogidas en las conclusiones aprobadas el 13 de junio:
“a) Intensificar
los esfuerzos para mejorar la gobernanza y adoptar enfoques completos,
coordinados e integrados
b) Asegurar que
los trabajadores y las unidades económicas de la economía informal estén
organizados y efectivamente representados en el diálogo social sobre las
políticas de apoyo a la transición hacia la formalidad.
c) Avanzar hacia
la formalización reduciendo los déficits de trabajo decente en la economía
informal.
d) Acelerar la
aplicación de las normas internacionales del trabajo, incluidos los convenios
fundamentales.
Destaco de esta
propuesta la tesis, que considero acertada, de que “la aplicación de estas
normas sienta las bases para crear condiciones en las que todos los
trabajadores, incluidos los de la economía informal, puedan desempeñar un
trabajo más seguro, justo y digno. Se debería prestar una atención especial
a la necesidad de actuar de inmediato para corregir las condiciones de trabajo
inseguras e insalubres que a menudo caracterizan el trabajo en la economía
informal” (la negrita es mía) .
e) Crear un
entorno propicio para las empresas sostenibles, mejorar la productividad y
asegurar una distribución equitativa de sus beneficios”.
f) Prestar
especial atención a las personas que están expuestas a los déficits más graves
de trabajo decente en la economía informal.
g) Aprovechar las
nuevas tecnologías y reducir la brecha digital.
h) Aplicar
enfoques sectoriales y otros enfoques selectivos a la formalización.
i) Generar un
doble dividendo de la transición a la formalidad y una transición justa hacia
economías y sociedades ambientalmente sostenibles.
j) Fortalecer la
base empírica para fundamentar y medir el impacto de las políticas e
intervenciones.
k) Establecer
alianzas estratégicas en el marco del sistema multilateral y con las
instituciones financieras internacionales.
l) Fortalecer las
capacidades de los mandantes mediante el apoyo al intercambio de conocimientos
y el fomento de la cooperación horizontal”.
3. El primer
apartado de las conclusiones lleva por título “Abordar la informalidad sin
dejar a nadie atrás”, en el que se subraya que la “informalidad es uno de los
obstáculos estructurales para el progreso del trabajo decente, la justicia
social y el desarrollo sostenible”, que diez años después de la aprobación de
la Recomendación, “... sigue siendo alta y persistente y está aumentando en
algunos países, lo que resulta inaceptable. Cerca de seis de cada diez
trabajadores y ocho de cada diez empresas en el mundo se encuentran en la
economía informal. Si bien es más prevalente en los países de ingreso bajo y de
ingreso mediano, la economía informal existe en todas partes del mundo, incluso
en los países de ingreso alto”, y lista
un muy amplio número de colectivos que, por muy diversas razones, son más susceptibles
de estar encerrados, y con dificultades para salir, en la informalidad laboral:
“las mujeres, así como los grupos en situación de vulnerabilidad, incluidos los
jóvenes, las personas de edad, los migrantes, los refugiados, los Pueblos
Indígenas y Tribales, las personas con discapacidad, los trabajadores del
cuidado y asistencia a las personas, los trabajadores domésticos, los
trabajadores basados en el domicilio, los vendedores ambulantes, los
trabajadores del reciclaje y los recolectores de residuos, los trabajadores de
la construcción y la minería, y los trabajadores agrícolas y rurales...”.
A continuación,
enuncia una muy larga lista de factores, un total de diecinueve, que impulsan
la informalidad, de los que considero relevante resaltar los tres primeros: “a)
los ingresos bajos, los altos niveles de pobreza y desigualdad; b) la falta de
un entorno propicio para la formalización y el incumplimiento de la
legislación, en particular en lo tocante a la declaración del empleo, la
correcta clasificación de los empleados y de los trabajadores independientes,
incluido el reconocimiento de la relación de trabajo para los empleados, y el
pago de las cotizaciones a la seguridad social; c) unas instituciones públicas
débiles y unos marcos normativos inadecuados, ineficaces o inexistentes,
incluidas brechas en la cobertura de la legislación, sistemas de cumplimiento
de las normas y control de su aplicación deficientes, ausencia del Estado de
derecho, incluida la falta de acceso a la justicia y a los servicios públicos,
requisitos reglamentarios y tributarios complejos y costosos, y procedimientos
de registro engorrosos”, así como también el que se refiere concretamente a la
población migrantes: “m) los desafíos relacionados con la situación migratoria,
la nacionalidad, la duración de la estancia o el permiso de trabajo, el proceso
de contratación, el sector de empleo o la falta de reconocimiento de
competencias o cualificaciones, que impiden o dificultan el acceso de los
trabajadores migrantes al empleo formal”.
En las conclusiones
se muestra un cierto optimismo sobre las posibilidades existentes de facilitar
el tránsito hacia la formalidad laboral, poniendo el acento en la importancia
del diálogo social para conseguir ese objetivo y también en la responsabilidad
empresarial y la mejora de los mecanismos de control y cumplimiento de la
legislación laboral y de protección social.
4. El segundo apartado
lleva por título “Acelerar la aplicación de la Recomendación núm. 204:
Principales enseñanzas extraídas”, y enfatiza que debe trabajarse teniendo como
referencia los objetivos de la Recomendación 2004, es decir “a) facilitar la
transición de los trabajadores y las unidades económicas de la economía
informal a la economía formal, respetando los derechos fundamentales de los
trabajadores y garantizando oportunidades de seguridad del ingreso, medios de
sustento y capacidad empresarial; b) promover la creación, la preservación y el
carácter duradero de empresas y de empleos decentes en la economía formal, así
como la coherencia de las políticas macroeconómicas, de empleo, de protección
social y otras políticas sociales, y c) prevenir la informalización de los
empleos de la economía formal”.
¿Cuáles son los “cuatro
pilares” que según las conclusiones deberían considerarse “prerrequisitos” para
la transición a la formalidad y que se detallan ampliamente?
En primer lugar, “buena
gobernanza y un marco regulatorio adecuado y adaptado a los objetivos,
combinados con voluntad y compromiso políticos”, en el que se resalta que el
diálogo social efectivo y los mecanismos de consulta inclusivos para la
formulación de políticas “son fundamentales para el éxito y la sostenibilidad
de las políticas de formalización”.
En segundo
término, que haya “organización, voz y representación de los trabajadores y las
unidades económicas de la economía informal y diálogo social inclusivo”, con
una llamada al mundo empresarial y sindical para que incorporen a las empresas
y personas trabajadores de la economía informal, y en su caso que pueden
crearse organizaciones empresariales y sindicales que representen a aquellas y
estos. Para una mejora de la formalización laboral, se resalta la importancia
de la economía social y solidaria.
En tercer lugar, “un
entorno propicio para acelerar la transición a la formalidad”, poniendo el
acento, entre otras medidas, en la adopción de políticas concretas dirigidas a “sacar
a los trabajadores y las unidades económicas de los sectores de baja
productividad y alta informalidad, así como para mejorar la productividad en
los sectores existentes mediante inversiones, refuerzo de las capacidades y
aprendizaje permanente, innovación, diálogo social y el respeto de los
principios y derechos fundamentales en el trabajo”, y subrayando la importancia
de las medidas con perspectiva de género, por estar las mujeres
sobrerrepresentadas en la economía informal.
Por último, y desde luego no menos importante a mi parecer, “mejores condiciones de trabajo y de vida mediante la transición a la formalidad y el principio de no dejar a nadie atrás”, asumiendo que ese proceso no va a realizarse para muchas personas trabajadoras de forma inmediata, sino que su posible incorporación a la economía formal ha de ser “un proceso gradual”.
5. En este apartado de las conclusiones se explican diversos enfoques que son de especial interés, y que ya han sido puesto en marcha en diversos Estados, para promover la formalización. Así, se enfatiza que “la utilización de las nuevas tecnologías, sumada a los esfuerzos para abordar los riesgos potenciales y la brecha digital, puede entre otras cosas mejorar los ingresos, simplificar el registro de las empresas y de los trabajadores, y facilitar el acceso a la seguridad social, la formación, las finanzas, los mercados y otros servicios para mejorar la productividad, si va acompañada de una infraestructura adecuada, interoperabilidad y competencias digitales, a fin de superar algunos de los obstáculos que impiden ingresar en la economía formal”, y que, aun reconociendo los muchos déficits de trabajo decente que siguen existiendo, “el acceso a las cadenas de suministro, sobre todo a través de las empresas multinacionales, puede conectar a los trabajadores y las unidades económicas, en particular las microempresas y las pequeñas y medianas empresas, con los mercados nacionales y de exportación, prestar servicios como los de refuerzo de las capacidades, y favorecer la transferencia de competencias, la formalización y la mejora de la calidad del empleo”.
6. El apartado tercero de las conclusiones se titula “promover el trabajo decente mediante la transición a la formalidad, sin dejar a nadie atrás”, y en buena medida van concretando algunas de las tesis y propuestas efectuadas con anterioridad.
De tal forma se propone en primer lugar el impulso de medidas como “buena gobernanza y estrategias integradas”, en la que destaco la importancia que se concede a “instar con firmeza a que la financiación pública nacional e internacional promueva un trabajo decente que dé acceso a medios de vida dignos y un empleo plenamente formalizado, incluido, entre otros sectores, en el sector del cuidado y asistencia a las personas, que dé acceso a una protección social universal, integral, sostenible, eficaz y adecuada”.
En segundo término, el impulso de “un entorno propicio para la transición a la formalidad”, entre las que se incluyen las de “racionalizar los mecanismos de registro y cumplimiento de las normas, incluso mediante herramientas digitales y servicios electrónicos, a fin de reducir la complejidad y los costos asociados al registro, adoptando un enfoque equilibrado que combine incentivos, cumplimiento y control de la aplicación”, “fortalecer los servicios públicos y los servicios públicos de empleo, y las agencias de empleo privadas”, “fortalecer las políticas y las reglamentaciones para la clasificación correcta de las relaciones de trabajo”, “ampliar progresivamente las funciones de la administración del trabajo para dar cobertura a los trabajadores de la economía informal y promover los sistemas de cumplimiento y aplicación, incluida una inspección del trabajo eficaz y la defensa de los derechos laborales”, y “asegurar, mediante el diálogo social, que los trabajadores y las unidades económicas de la economía informal tengan voz en las políticas y programas para abordar la informalidad y apoyar la transición a la formalidad”.
Con respecto a la actuación especifica que debe llevar a cabo la OIT “para ayudar a sus mandantes a acelerar la transición a la formalidad”, se propone que adopte medidas como “coherencia de las políticas y orientaciones estratégicas” entre las que se incluyen “asegurar que las organizaciones de empleadores y de trabajadores estén equipadas y reciban apoyo en sus esfuerzos por llegar a los trabajadores y las unidades económicas de la economía informal, organizarlos y representarlos, y desarrollar modelos de organización inclusivos que reflejen las realidades del trabajo informal”, y “apoyar reformas legales que reconozcan y defiendan los derechos de los trabajadores de la economía informal a constituir las organizaciones que estimen convenientes, y a afiliarse a ellas, a negociar colectivamente, y a participar plenamente en los mecanismos de diálogo social a todos los niveles”. También , difundir “informaciones y datos”, elaborando “herramientas y metodologías para recabar datos precisos sobre las unidades de la economía informal, su producción y su contribución a la economía, así como para evaluar la percepción que las personas tienen de la transición a la formalidad y sus motivaciones para llevarla a cabo”; en tercer lugar “reforzar las capacidades, apoyando entre otras medidas “el establecimiento o la mejora de estructuras tripartitas responsables de la supervisión, la coordinación y la coherencia de los esfuerzos de formalización en los distintos niveles de gobierno y la cooperación entre los organismos y autoridades competentes”; por último, “liderazgo y alianzas estratégicas”, con una mención especial a “aprovechar el impulso generado por la Coalición Mundial para la Justicia Social, el Acelerador mundial del empleo y la protección social para transiciones justas y la Cumbre Social Mundial bajo el título de «Segunda Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social» para impulsar otros compromisos conjuntos en pos de la formalización y fortalecer la financiación nacional e internacional para apoyar la transición hacia la economía formal”.
Buena
lectura.