Páginas

martes, 29 de mayo de 2018

UE. Semestre europeo. Recomendaciones para los Estados miembros. Especial referencia a las formuladas para España


1. La Comisión Europea presentó el miércoles 23 de mayo las orientaciones en materia de política económica que dirige a cada Estado miembro para los 12 a 18 próximos meses y que deberán ser aprobadas por el Consejo el mes de julio. Según se explica en la nota de prensa, tales orientaciones “se basan en los análisis exhaustivos realizados por la Comisión en los últimos informes por país, que ponen de relieve los problemas heredados en determinados Estados miembros a consecuencia de la crisis financiera y los retos para el futuro”.

Además de dichas propuestas, cabe también hacer referencia a la Recomendación aprobada por elConsejo el 14 de mayo sobre la política económica de la zona euro.

En todos los textos, tanto los de carácter general y dirigidos a todos los Estados miembros de la UE o a los países de la zona euro, por una parte, como los que afectan específicamente a un Estado, hay amplias referencias a las políticas educativas, laborales y de protección social, con análisis de la situación social del país en cuestión y con propuestas de reformas, modificaciones o adaptaciones de las normas y prácticas existentes.

El propósito de esta entrada es examinar cuáles son las tesis, argumentaciones y propuestas de mayor interés, obviamente a mi parecer, sobre las cuestiones laborales, entendidas en un sentido amplio, prestando primeramente atención a los documentos dirigidos a todos los Estados o a los de la zona euro, para pasar después a examinar la propuesta de recomendaciones dirigidas a España y que, muy previsiblemente, serán aprobadas con pocos cambios por el Consejo…, aunque la situación política existente en nuestro país cuando redacto esta entrada, con la presentación de una moción de censura contra el actual gobierno, aconseja ser algo más prudentes por el impacto que el resultado de dicha moción pueda tener tanto sobre la vida política como más concretamente sobre la económica y social.
Adjunto al final de esta entrada, para que los lectores y lectoras pueden tener una visión más amplia de las políticas de la UE hacia España, el texto de las Recomendaciones de los tres últimos años, junto con el de las propuestas para el presente (y también de aplicación para 2019 hasta la aprobación de las siguientes)

2. El primer documento de referencia  es la Comunicación de la Comisión en la que se contienen orientaciones ypropuestas generales, que después se concretarán en las recomendaciones específicasdirigidas a cada Estado, siendo uno de ellas, con la que se puede perfectamente coincidir, que Europa necesita promover reformas “que preparen a su mano de obra para el futuro e incrementen la digitalización, reduzcan las desigualdades de ingresos y fomenten las oportunidades de empleo, en particular para los jóvenes”.

La Comisión pone especial énfasis en la incorporación del pilar europeo de derechos sociales, aprobado el 17 de noviembre de 2017 en la cumbre interinstitucional celebrada en Gotemburgo. Las recomendaciones propuestas en los documentos nacionales apoyan el proceso de reformas y animan a los Estados miembros a impulsar reformas que signifiquen su aplicación, haciendo especial hincapié la Comisión en “en proporcionar cualificaciones adecuadas, redes de seguridad social eficaces y adecuadas y un mejor diálogo social para garantizar resultados sostenibles”.

¿Qué le preocupa a la Comisión?  En especial, el envejecimiento de la población y su impacto en los presupuestos de cada Estado, que justifica “reformas de los sistemas de pensiones, asistencia sanitaria y cuidados de larga duración”, por considerarlas “fundamentales para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de las finanzas públicas, así como una Seguridad Social y una asistencia sanitaria adecuadas y accesibles”.

Coincido con esta tesis, tanto como jurista como en mi condición de persona de edad avanzada, y cuestión distinta, como estamos teniendo oportunidad de comprobar en España, es hacia dónde deben dirigirse esas reformas para garantizar su finalidad, que no debe ser otra que la población jubilada pueda disponer de unas rentas económicas que les aseguren una vida digna. 

Es recurrente también su preocupación sobre el impacto de la política fiscal en la incentivación del trabajo, planteándose una vez más qué medidas deben adoptarse para que quienes perciben prestaciones sociales no se vean “desanimados” de acceder al mercado laboral en empleos con bajos salarios (cuestión distinta es que hay que mejorar en general la calidad del empleo, y ello implica mejores condiciones salariales).

No menos recurrente es su preocupación por las tasas de temporalidad en las contrataciones llevadas a cabo, llamando a varios Estados, entre ellos España, a abordar “la segmentación del mercado de trabajo mediante medidas tales como la promoción de la transición hacia contratos de duración indeterminada, la lucha contra los incentivos para que los empresarios contraten a trabajadores temporales y la garantía de la igualdad de acceso de los trabajadores a la protección social en virtud de dichos regímenes”.

Igualmente, hay llamadas genéricas de atención a la necesidad de incrementar la participación de determinados colectivos, como los jóvenes, migrantes y personas con baja cualificación, en el mercado de trabajo; de mejorar los conocimientos, aptitudes y habilidades de los trabajadores ante un mercado de trabajo cada vez más digitalizado y automatizado; de disponer de redes de protección social que protejan eficazmente a las personas que están fuera de aquel mercado.

En todas estas medidas que deben adoptarse, tanto en su diseño como en su aplicación, es de especial importancia el diálogo social, a fin y efecto de que los agentes sociales hagan suyas las reformas y posibiliten que “tengan éxito, sean sostenibles e integradoras”.

3. El segundo documento que analizo es la  Recomendación del Consejo de 14 de mayo, sobre la política económica dela zona del euro, en el que, al igual que en el texto anterior, hay amplias referencias a las políticas laborales, y en el que, aun afirmándose el mantenimiento y expansión de la recuperación económica, no hay lugar a la complacencia si se repara, con visión general, que a pesar del aumento de la renta real de los hogares “sigue estando por debajo de los niveles de 2008 en muchos países”, que las tasas de desempleo de larga duración y de desempleo juvenil “siguen siendo elevadas”, y que la pobreza, la exclusión social y las desigualdades “siguen preocupando seriamente en varios Estados miembros”.

No menos importante me parece la llamada a un crecimiento de los salarios, aun cuando se diga con el lenguaje característico (es decir, dejando abiertas otras posibilidades y teniendo en consideración la realidad de cada Estado) de estos documentos, pues no creo que deba entenderse de otra forma la afirmación de que el crecimiento de los salarios y la creación de empleo “contribuyen a la recuperación económica de la zona del euro, al reforzar la demanda agregada, reducen las desigualdades y contribuyen a garantizar un alto nivel de vida en la zona”, debiendo tener en consideración en todas las políticas que se adopten las características “estructurales e institucionales” de los mercados de trabajo en los que deben adoptarse.

Especialmente relevante en el documento de este año, y así se puso de manifiesto en la nota de prensa de la Comisión, es la importancia dedicada al pilar europeo de derechos sociales, como también lo ha sido en la Comunicación anteriormente explicada, para su aplicación en las políticas sociales de los Estados, al objeto de conseguir unos mercados de trabajo y de protección social que funcionen adecuadamente y que se basen en los tres grandes principios que inspiran el pilar, que son la igualdad de oportunidades y de acceso al mercado de trabajo, unas condiciones de trabajo justas, y una adecuada protección e inclusión sociales, jugando además un papel de primera importancia, en una etapa de profundos cambios derivados de la digitalización y automatización de procesos productivos, disponer de unos sistemas de formación y educación que posibiliten el aprendizaje permanente y que “garanticen que las capacidades respondan a las necesidades actuales y futuras del mercado laboral”, en cuanto que este logro se considera fundamental “para mejorar las capacidades de ajuste y la convergencia real de la economía a largo plazo”.

Las políticas laborales y de protección social que se pongan en marcha deben ir dirigidas, no lo digo yo (aunque sí lo creo) sino el propio Consejo, a contribuir a la creación de puestos de trabajo de calidad y a reducir la desigualdad, a la par que posibilitar el crecimiento de los salarios (eso sí, matiza ahora el Consejo, en los Estados “con grandes superávits por cuenta corriente”) y teniendo en cuenta el importante papel que juegan los agentes sociales en este ámbito.

El núcleo duro del documento en lo relativo a medidas de índole laboral y de protección se encuentra en los apartados 11 y 12, concretándose las propuestas en la recomendación núm.3. Se apuesta por reducir la segmentación en el mercado de trabajo y la promoción de igualdad de oportunidades, una asistencia y seguimiento individualizado de las personas demandantes de empleo para facilitar su reincorporación, en condiciones adecuadas, al mercado de trabajo, y que no olvide el derecho de las personas que están fuera de este a disponer de una protección social adecuada, al mismo tiempo que se debe tener en consideración que la presencia  en el mercado de trabajo debe favorecerse mediante reformas de los sistemas de pensiones  (¿incremento de la edad de jubilación?) y políticas adecuadas de conciliación de la vida profesional y laboral (¿adaptación/flexibilidad de los tiempos de trabajo, licencias y permisos relacionados con el cuidado de menores y de personas de edad avanzada?.

Hay dos referencias en la Recomendación que aportan a mi parecer novedad con respecto a años anteriores. La primera es la relativa a la conveniencia de contar con disposiciones en materia de horario laboral “bien diseñadas”, que pueden contribuir a “atenuar las perturbaciones”, y aun cuando la frase es algo enigmática supongo que se refiere a la conveniencia de disponer de unos horarios laborales que faciliten tanto el mejor desarrollo de la actividad empresarial como un régimen de trabajo que se adapte a las necesidades, diversas y variadas, de las personas trabajadoras.

La segunda, guarda directa relación con el debate actual sobre las nuevas (en algunas ocasiones no tanto, ni mucho menos) relaciones de trabajo de la economía de las plataformas, llamando la Recomendación a que, ante los problemas relacionados con las nuevas formas de empleo y nuevos tipos de contratos, se establezcan, y creo que en esa línea va la propuesta de Directiva de la Comisión sobre condiciones de trabajo transparentes y previsibles, “condiciones de trabajo justas y dignas para todos los trabajadores”.

En definitiva, la Recomendación apuesta por reformas de la normativa laboral y de protección social, o de adaptación en aquello que fuera necesario, para que existan “contratos de trabajo fiables”, que interesen en sus contenidos tanto a la parte empresarial como a la trabajadora, y que eviten “la segmentación del mercado laboral”; ello, junto con políticas de educación y formación, de políticas activas de mercado de trabajo, de protección social , de movilidad laboral, de facilitación del diálogo social y de reformas de la fiscalidad sobre el trabajo, que contribuyan a la mejora de las condiciones tanto de vida como de trabajo de la gran mayoría de la población. Dicho está, y solo falta el “pequeño” detalle de su aplicación efectiva.


Sólo recuerdo previamente que en 2017 la Comisión era optimista porque “La creación de empleo ha sido sólida en los últimos años y el desempleo ha disminuido rápidamente, a pesar de seguir siendo muy elevado. Las reformas del mercado laboral y la moderación salarial han contribuido significativamente a una fuerte creación de empleo y al incremento de la competitividad en los últimos años”. Bueno, no sé qué pensarían, y que seguirán pensando, las personas que han tenido o tienen contratos de trabajo de menos de una semana de duración (alrededor del 25 % de los efectuados en los últimos meses), o con pocas horas de trabajo (aunque en la práctica hagan más y en ocasiones no las cobren, y por supuesto sin cotizar a la Seguridad Social), con respecto a esas afirmaciones del documento, y todas aquellas personas cuyos hogares han perdido poder adquisitivo respecto a los niveles previos a la crisis. 

Luces y sombras en la propuesta para 2018. Según la Comisión, “la tasa de desempleo ha continuado su rápido descenso, pero sigue siendo muy alta, y el elevado grado de segmentación del mercado de trabajo obstaculiza un crecimiento más rápido de la productividad laboral”…, previéndose que el próximo año nuestro país todavía registre una de las tasas de desempleo más elevadas de la UE, “lo que va a contener las presiones salariales, especialmente en el sector privado, y a su vez se espera que la inflación se mantenga muy por debajo del 2 %. Esto apunta a una persistente atonía del mercado laboral”.

La Comisión sigue teniendo una visión positiva de las reformas laborales iniciadas en 2012, que contribuyeron a su parecer, y no le falta razón, a la moderación salarial, aunque más correcto sería hablar de devaluación salarial interna por los amplios mecanismos legales permitidos para modificar las condiciones salariales, por una parte, y el impacto en los salarios del debilitamiento de la negociación colectiva.

La Comisión sigue manifestando su preocupación por las elevadas tasas de desempleo y espera, dirigiéndose en especial a los jóvenes, que las medidas instrumentadas en desarrollo del sistema de garantía juvenil vayan dado progresivamente sus frutos, aun cuando son mucho más críticos quienes han estudiado su aplicación práctica en los últimos dos años (remito al excelente estudio coordinado y dirigido por las profesoras Agnès Pardell, Mari Àngels Cabassés y el profesor Carles Feixa, “Trabajo, empleo y futuro. Perspectivas sobre la garantía juvenil en Europa y España”).

Igualmente, y como viene insistiendo desde hace ya tiempo, la Comisión subraya la necesidad de una mejor relación entre los servicios de empleo y los servicios sociales para prestar apoyo personalizado a los demandantes de empleo teniendo en consideración las concretas necesidades, capacidades y disponibilidades de cada persona, reclamando una mayor cooperación con el ámbito empresarial en las políticas de mercado de trabajo.

Es recurrente la preocupación en sede comunitaria por la alta temporalidad en el mercado de trabajo español y sus efectos nocivos tanto por lo que respecta a la inseguridad y limitación de derechos que provoca entre la población trabajadora, como por la falta de inversión en políticas de formación y en el reducido crecimiento de la productividad. Se sigue apostando por incentivar la contratación indefinida, con un toque indirecto de atención respecto a la necesidad de acertar en la utilización de los incentivos para facilitarla, lo que dicho de forma más clara significa que no funcionan en la actualidad y que deberían concentrarse única y exclusivamente en los colectivos más desfavorecidos. Se valora la actuación de la ITSS respecto a la conversión de contratos temporales fraudulentos en indefinidos, pero al mismo tiempo se afirma, y no sé si ello será precisamente del agrado del gobierno en general y de la Ministra de Empleo y Seguridad Social en particular, que todas esas actuaciones no parecen “disuadir a los empresarios de seguir recurriendo ampliamente a los contratos temporales”.

En fin, al igual que en años anteriores, se insiste en una mejor cooperación entre el mundo educativo y el empresarial, al objeto de facilitar la incorporación de las personas jóvenes al mundo laboral, “ofreciendo al mismo tiempo a las empresas las cualificaciones necesarias para aumentar su capacidad de innovación”. La concreción de estas tesis genéricas se efectúa, aunque, valga la redundancia, sin excesiva concreción, en la recomendación núm. 2, con la petición de una mejor articulación entre los servicios sociales y de empleo, el favorecimiento de la transición hacia contratos indefinidos, la mejora de los sistemas de rentas mínimas garantizadas y la reducción del abandono escolar prematuro por el impacto muy negativo que tiene parta el posterior desarrollo del joven en el ámbito laboral.  

Buena lectura.

Anexo. Texto comparado de las Recomendaciones para España.

Recomendaciones 2015

Recomendaciones 2016.
Recomendaciones 2017.
Propuesta de Recomendaciones 2018

RECOMIENDA que España tome medidas en 2015 y 2016 con el fin de:

1. Garantizar una corrección duradera del déficit excesivo en 2016 a más tardar, tomando las medidas estructurales necesarias en 2015 y 2016 y aprovechando los resultados positivos imprevistos para acelerar la reducción del déficit y de la deuda. Reforzar la transparencia y la obligación de rendir cuentas de las haciendas públicas de las Comunidades Autónomas. Mejorar la relación coste-eficacia del sector sanitario y racionalizar los gastos farmacéuticos de los hospitales.












2.Completar la reforma del sector de las cajas de ahorros, particularmente con medidas legislativas, y la reestructuración y privatización de las cajas de ahorros de propiedad estatal.


3. Promover, en consulta con los interlocutores sociales y de acuerdo con las prácticas nacionales, la adecuación de los salarios a la productividad teniendo en cuenta las diferencias en las cualificaciones y las condiciones de los mercados laborales locales, así como las divergencias en los resultados económicos entre regiones, sectores y empresas. Tomar medidas para aumentar la calidad y eficacia de la ayuda y del asesoramiento para la búsqueda de empleo, especialmente como parte de la lucha contra el desempleo juvenil. Racionalizar los regímenes de renta mínima y de ayuda familiar y fomentar la movilidad regional.








































4. Suprimir los obstáculos al crecimiento de las empresas, tales como las disposiciones que dependen del tamaño de las empresas, adoptar la reforma planeada de los servicios profesionales, acelerar la aplicación de la Ley de Garantía de la Unidad de Mercado.
RECOMIENDA a España que tome medidas en 2016 y 2017 con el fin de:

1.         Garantizar una corrección duradera del déficit excesivo, de conformidad con las decisiones y recomendaciones pertinentes en el marco del procedimiento de déficit excesivo, tomando las medidas estructurales necesarias y aprovechando todos los beneficios imprevistos para reducir el déficit y la deuda. Aplicar en todos los niveles de la Administración los instrumentos contemplados en la Ley Marco Presupuestaria. Mejorar los mecanismos de control de la contratación pública y la coordinación de las políticas de contratación en todos los niveles de la Administración.



















2.         Adoptar medidas adicionales que mejoren la integración en el mercado laboral centrándose en el apoyo individualizado y aumentando la eficacia de las medidas de formación. Mejorar la capacidad de los servicios autonómicos de empleo y reforzar su coordinación con los servicios sociales. Corregir las deficiencias y las disparidades de los regímenes de renta mínima y mejorar los sistemas de apoyo a las familias, incluido el acceso a guarderías y cuidados de larga duración de calidad.


















3.         Adoptar medidas adicionales que mejoren la pertinencia de la enseñanza superior para el mercado laboral, entre otras cosas, estimulando la cooperación entre las universidades, las empresas y el sector de la investigación. Aumentar la financiación por resultados de los organismos públicos de investigación y las universidades y adoptar medidas para estimular la investigación y la innovación por el sector privado.


4.         Acelerar la aplicación a nivel autonómico de la Ley de Garantía de la Unidad de Mercado. Garantizar la aplicación por las comunidades autónomas de las medidas de reforma adoptadas para el sector minorista. Adoptar la reforma prevista de los colegios y servicios profesionales
RECOMIENDA a España que tome medidas en 2017 y 2018 con el fin de:

1.Velar por el cumplimiento de la Decisión del Consejo de 8 de agosto de 2016, incluidas también las medidas destinadas a reforzar los marcos presupuestario y de contratación pública. Llevar a cabo una revisión global de los gastos a fin de detectar ámbitos en los que sea posible aumentar la eficiencia del gasto.




































2. Reforzar la coordinación entre los servicios autonómicos de empleo, los servicios sociales y las empresas, a fin de responder mejor a las necesidades de los solicitantes de empleo y los empresarios. Adoptar medidas destinadas a promover la contratación por tiempo indefinido. Hacer frente a las disparidades autonómicas y la fragmentación en los sistemas de renta mínima garantizada y mejorar el apoyo a las familias, incluido el acceso a guarderías de calidad. Incrementar la pertinencia de la enseñanza superior para el mercado laboral. Corregir las disparidades autonómicas en los resultados educativos, en particular mediante el refuerzo de la formación de los profesores y el apoyo individual a los estudiantes.



































3. Garantizar un nivel adecuado y sostenido de inversiones en investigación e innovación, y reforzar su gobernanza en todos los niveles de la Administración. Velar por la plena y oportuna puesta en práctica de la Ley de garantía de la unidad de mercado en relación con la legislación vigente y futura.
RECOMIENDA a España que tome medidas en 2018 y 2019 con el fin de:

1. Garantizar el cumplimiento de la Decisión del Consejo de 8 de agosto de 2016, por la que se formula una advertencia en el marco del procedimiento de déficit excesivo, en particular mediante medidas destinadas a ejecutar los marcos presupuestario y de contratación pública en todos los niveles de gobierno. A continuación, garantizar que la tasa máxima de crecimiento del gasto público primario neto no exceda del 0,6 % en 2019, lo que corresponde a un ajuste estructural anual del 0,65 % del PIB. Utilizar los beneficios excepcionales para acelerar la reducción de la ratio de deuda pública.


















2. Garantizar que los servicios sociales y de empleo tengan capacidad para apoyar eficazmente a los demandantes de empleo, en particular a través de una mejor cooperación con los empresarios. Favorecer la transición hacia contratos indefinidos. Mejorar el apoyo a las familias y abordar las lagunas en la cobertura de los sistemas de renta mínima garantizada, simplificando la multiplicidad de sistemas nacionales y reduciendo las disparidades en las condiciones de acceso a los sistemas autonómicos. Reducir el abandono escolar prematuro y las disparidades autonómicas en los resultados educativos, en particular mediante un mejor apoyo a los estudiantes y profesores.







3. Aumentar la inversión pública en investigación e innovación y evaluar sistemáticamente las políticas de apoyo en este ámbito a fin de garantizar su eficacia. Aumentar la cooperación entre el ámbito académico y la empresa, con vistas a mitigar la actual inadecuación de las cualificaciones.












Avanzar en la aplicación de la Ley de garantía de la unidad de mercado, velando por que, a todos los niveles de gobierno, las normas que regulan el acceso y el ejercicio de las actividades económicas, en particular en el caso de los servicios, estén en consonancia con los principios de esta Ley, y mejorando la cooperación entre las administraciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario