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viernes, 10 de junio de 2022

Francisco Largo Caballero y el protagonismo de la clase trabajadora (1869-1946). (Recensión).

 

1. Cuando la doctora María Jesús Espuny, profesora honoraria (no solo por el título oficial sino por la brillantez de sus aportaciones doctrinales) de la Universidad Autónoma de Barcelona, reconocida especialista en el estudio de las relaciones laborales a lo largo de la historia de España, tuvo la amabilidad de regalarme el libro   cuya recensión paso ahora a efectuar, y pedirme que hiciera una breve glosa del mismo, no tuve otro remedio que contestar afirmativamente.

Y lo hice con mucha satisfacción por un doble motivo: en primer lugar, porque la vida de Francisco Largo Caballero es, debe ser, de obligado conocimiento para comprender la convulsa historia de nuestro país en el primer tercio (aunque en realidad s extiende hasta la fecha de su fallecimiento en 1946) del siglo XX; en segundo lugar, porque como laboralista he prestado especial atención a la fructífera etapa de la Segunda República, y muy en especial del periodo inicial en el que el dirigente socialista ocupó la cartera del Ministerio de Trabajo.

Ya dediqué, en una entrada anterior dedicada a recensionar el libro “Centenario del Ministerio deTrabajo (1920-2020)  un apartado a describir, de la mano de la autora del capítulo dedicado a aquel período histórico, la profesora Josefina Cuesta, Catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Salamanca, los hitos más relevantes, que me permito ahora reproducir ya que engarzan directamente con la obra ahora comentada. Pero antes, no quiero dejar de destacar igualmente la importancia, ciertamente menor a mi parecer pero que no por ello debe dejar de apuntarse, de la regulación de la legislación laboral del periodo 1923-1931, estudiada con todo detalles por la profesora María Jesús Espuny en su artículo “La labor del Ministerio de Trabajo durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1931)” https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8224048

“La historia laboral de la II República y de la Guerra Civil, es decir del período que va desde 1931 a 1939, con examen diferenciado de la normativa aplicable en el periodo 1931-1936 por una parte, y de la que se aplicó en los territorios de cada de una de las partes enfrentadas desde el 18 de julio de 1936, por otra, es objeto de análisis..., siendo la figura del Ministro socialista Francisco Largo Caballero clave para entender los importantes avances sociales que se produjeron en la primera etapa de este período, señaladamente la Ley de contrato de trabajo de 1931. Si bien, mucho más importante desde la perspectiva política general fue la aprobación de la Constitución republicana, cuyo art. 1 proclamaba que España era “una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia”, y que dedicaba un artículo al trabajo, el 46, cuyo contenido era el siguiente: “El trabajo, en sus diversas formas, es una obligación social, y gozará de la protección de las leyes. La República  asegurará  a  todo  trabajador  las  condiciones  necesarias  de  una  existencia  digna. Su legislación social regulará: los casos de seguro de enfermedad, accidente, paro forzoso,  vejez,  invalidez  y  muerte;  el  trabajo  de  las  mujeres  y  de  los  jóvenes  y  especialmente  la  protección  a  la  maternidad;  la  jornada  de  trabajo  y  el  salario  mínimo  y  familiar;  las  vacaciones  anuales  remuneradas;  las  condiciones  del  obrero  español  en  el  Extranjero; las instituciones de cooperación; la relación económico jurídica de los factores que   integran   la   producción;   la   participación   de   los   obreros   en   la   dirección,   la   administración y los beneficios de las empresas, y todo cuanto afecte a la defensa de los trabajadores”.

Sería este precepto el que se desarrollaría, con avances y retrocesos según el momento político, en la normativa posteriormente aprobada, con normas tan importantes, además de la ya citada ley de contrato de trabajo, como la de asociaciones profesionales, colocación obligatoria y accidentes de trabajo, en un proceso histórico que es calificado acertadamente a mi parecer de modernización del derecho laboral, y que con la guerra civil queda truncado, y tal como explica el profesor Castillo al sintetizar en el prólogo el artículo de la profesora Cuesta, “España retorna al modelo asistencial autoritario y corporativista de los fascismos europeos y se trunca en ella el proyecto modernizador, que estará en la base de los Estados sociales y de bienestar que se extienden por Europa en la segunda postguerra mundial”. Y por decirlo con las palabras de la autora del artículo, nuestra separación de la modernización social que iba a producirse en Europa tras la conflagración bélica, implicaría que “a pesar de la propaganda del régimen dictatorial, este supuso más de treinta años de retraso en el acceso a derechos laborales y sociales”.

2. La presentación de libro corre a cargo del Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, de la Viceministra segunda y Ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, y del Secretario general de la Unión General de Trabajadores, José María Álvarez. Además, y en el apartado de la obra denominado “Capítulos institucionales”, encontramos al (todavía) Director General de la Organización Internacional del Trabajo, Guy Rider, el Ministro del Cultura y Deporte, Miquel Iceta, la presidenta del Partido Socialista Obrero Español, Cristina Narbona, y la nieta de Francisco Largo Caballero, Sonia Largo.

La obra consta de once capítulos científicos, en los que el profesorado de diversas Universidades y de la Fundación Pablo Iglesias pasa revista a la vida política y social de Largo Caballero, a la par que también de la vida del PSOE, del movimiento sindical centrado entonces tanto en la UGT como en la Confederación Nacional del Trabajo , y más en general de lo que era la realidad política y social española, con especial atención a la actuación del dirigente socialista como máximo responsable durante un tiempo del Ministerio de Trabajo y también de la Presidencia del Gobierno, sin que me olvide de la existencia de un último capítulo en el que se habla tanto del pasado como muy en especial del presente y de los retos del socialismo ante el inmediato futuro.

Termina la publicación con una muy amplia, detallada y rigurosa bibliografía, en la que obviamente el mundo jurídico laboralista tiene un papel relevante ya que no en vano el período 1931-33 puede considerarse como clave en la conformación del Derecho del Trabajo, yendo mucho más allá del mero concepto de legislación laboral, en España y cuya huella sigue estando bien presente en nuestra norma más importante en la actualidad, la Ley del Estatuto de los Trabajadores. Además, hay una completa relación de la obra expuesta en la exposición que se inauguró en marzo de este año, en Salamanca, para conmemorar el 75 aniversario del fallecimiento del dirigente socialista, aplazada un año a consecuencia de la crisis sanitaria.

3. El 1 de julio del pasado año se celebró la Jornada “Largo Caballero, de ayer a hoy: gobernarpara mejorar el mundo del trabajo”, en conmemoración del 75 aniversario del fallecimiento de Francisco Largo Caballero.

El secretario general de la UGT subrayaba las similitudes entre el periodo de Largo Caballero y el actual en estos términos: “No dejamos de vivir un proceso de la revolución industrial como la que vivió Largo Caballero. En esa época se puso en marcha la jornada laboral de 8 horas gracias a la acción y trabajo del dirigente sindical y político. Ahora estamos en una revolución digital. La cantidad de trabajo que destruye la máquina no se va a poder rehacer ni a largo plazo. Es el momento del debate sobre la jornada. La digitalización nos lleva a una reducción del tiempo de trabajo”. 

Para la Ministra de Trabajo y Economía Social, “Este Gobierno también tiene una gran tarea de transformación de nuestro mercado laboral. A eso nos hemos comprometido con Europa y con las personas trabajadoras de nuestro país. Nosotros también hemos regulado la transformación digital que sucede en nuestros días. El legado de Largo Caballero mantiene un color tan vivo que aun hoy nos sirven de guía e inspiración en la compleja tarea de gobernar para mejorar la regulación del trabajo”.

Para el actual Secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, el dirigente socialista “es una figura prominente de la construcción del estado social y democrático en nuestro país. Hizo mucho al frente del Ministerio de Trabajo, lo hizo rápido y lo hizo muy bien, con leyes como la ley de contrato de trabajo, la ley de jurados mixtos, la ley de asociaciones profesionales, la intervención laboral en la agricultura…”. “Fue una época gloriosa desde el punto de vista de la legislación laboral”, señaló, “pero no exenta de frustraciones, como la incapacidad para sacar adelante la ley de control obrero (instrumento de participación de los trabajadores en la empresa). En cualquier caso, ha sido una figura inconmensurable en el desarrollo social y democrático de nuestro país”.

Cabe recordar aquí el brillante artículo que el profesor Pérez Rey ha dedicado a este período histórico, “En los orígenes delDerecho Español del Trabajo: la labor de la II República” (“Revista de Administración Publica 2016, págs.. 215-252”  ), en cuyo resumen se apunta que “La década del 30 del siglo pasado es el momento en que el Derecho del Trabajo comienza a ser digno de esa denominación, constituyéndose como disciplina científica definida. Ese Derecho, documenta el jurista, rompe definitivamente con sus precedentes civiles para articular una serie de principios propios que sirven para identificarlo y reconocerlo como disciplina separada”.

4. Al acto de presentación de la exposición se dedicó un amplio artículo en la páginaweb de de su Fundación, que me permito ahora reproducir unos fragmentos: 

“Más de 400 piezas, entre artículos históricos y familiares y fotografías, expuestos en el Centro Documental para la Memoria Histórica de Salamanca, reivindican la figura de Francisco Largo Caballero, líder histórico socialista, sindicalista y que fue, entre otros cargos, presidente del Consejo de Ministros en la II República.

La muestra “Francisco Largo Caballero y el protagonismo de la clase trabajadora (1869-1946)”, que organiza la Fundación Francisco Largo Caballero y el Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, podrá verse hasta septiembre y pretende “rescatar” a una de las figuras “más importantes de la primera mitad del siglo XX en España”, ha explicado en la inauguración el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez.

Este 23 de marzo, cuando se cumplen 76 años de la muerte de Largo Caballero, se ha recordado, en palabras de la comisaria de la exposición, Manuela Aroca, a este “obrero”, a la persona que “representó a los trabajadores en las más altas instituciones del Estado”, a la “figura más importante del siglo XX”, al político y sindicalista que “lo abarcó todo”.

La exposición, que estaba prevista para el pasado año con motivo del 75 aniversario de su muerte pero que se retrasó como consecuencia de la pandemia, pretende repasar y divulgar el itinerario sindical, político y humano de Francisco Largo Caballero, a través de documentos y fotografías.

Documentos familiares, escritos políticos, recuerdos de su paso por prisión, papeles de su historia sindical o fotos con recuerdos tratan de hacer un homenaje a Largo Caballero, el “primer obrero que llegó a presidir la República”, y ofrecen una visión de un “dirigente obrero, genuinamente obrero”, como ha señalado el secretario de Estado de Memoria Democrática.

.... La comisaria de la exposición ha insistido en la idea de que fue este dirigente obrero el que “representó a su clase en todas las instituciones en las que estuvo”, pues fue concejal, representante del mundo internacional, vocal de la Junta Directiva del Instituto de Reformas Sociales, presidente del consejo de ministros o líder de la huelga general revolucionaria del 13 de agosto de 1917, que provocó su detención”.

5. Es imposible resumir en pocas páginas la cantidad de información, análisis, reflexiones y críticas que en la obra ahora comentada se efectúan sobre la vida y la influencia de Largo Caballero, si bien sí puede decirse que todas las aportaciones, tanto las denominada “institucionales” como las científicas, coinciden en que la historia de España no puede estudiarse sin analizar a fondo su impacto, su influencia, no solo en el PSOE y en la UGT sino en toda la política española durante, muy especialmente, la etapa de la Dictadura del General Primo de Rivera y, mucho más, durante la Segunda República y el breve pero extraordinariamente fructífero período en que estuvo al frente del Ministerio de Trabajo.

Por ello, tiene plena razón el Presidente del Gobierno cuando afirma que “no podemos entender nuestro presente político y social sin la figura de Largo Caballero en nuestro pasado. Hay herencias que nadie podrá borrar que pongan aquellos que revisitan nuestra Historia, incapaces de reconciliarse con ella”. Supongo que en “aquellos”, incluye a los que  retirando el nombre deLargo Caballero de una calle creen que pueden hacer (hacernos) olvidar la historia de España 

No menos relevante, desde la perspectiva laboral, tal como destaca la Ministra Yolanda Diaz, es que durante su mandato entre 1931 y 1933 impulsó las relaciones con la OIT, “en una etapa decisiva para el Derecho del Trabajo, en la que España ratificó y aplicó numerosos acuerdos internacionales de protección de los trabajadores”. Justamente su estrecha relación con la OIT es subrayada por su (todavía) Director General, que pone de manifiesto que el dirigente socialista siempre fue un ferviente defensor de la OIT, “de la idea de la consecución de la justicia social a través del tripartismo y de todo el potencial que la Organización tenía para mejora de las condiciones de vida y de salud de los trabajadores”.

6. Se inicia el apartado de los capítulos científicos con la aportación del profesor Enrique Berzal de la Rosa, de la Universidad de Valladolid, dedicado a “El caballerismo como opción política y sindical del socialismo”, en el que nos recuerda, porque ello marcará toda su vida,   que Largo Caballero “solo asistió a la escuela hasta los 4 años” y que sus principales centros de formación estuvieron en otros sitios: “en la calle, en el trabajo, en la cárcel, y sobre todo en el Partido Sindicato y en el Partido Socialista”. Desde la perspectiva laboral, y evidentemente con innegables repercusiones políticas, me parece importante destacar la relevancia que el autor confiere a la presencia de Largo Caballero en la OIT, “toda vez que vino a reforzar su línea favorable al reformismo intervencionista”, por considerar que desde la OIT se podía emprender “una estrategia obrera internacional cuya incidencia en España podía ser muy positiva para los intereses de la clase obrera”.

La figura de “Largo Caballero, reformista”, es analizada por la profesora Ángeles Barrio Alonso, de la Universidad de Cantabria, en cuyo artículo destaca , de los setenta y seis años de la vida, el dirigente socialista “dedicó a la militancia socialista más de cincuenta, engrandeciendo especialmente a la UGT y haciéndola participar del movimiento obrero europeo, sin apartarse de su característica orientación pragmática y legalista”.

Le sigue el capítulo dedicado a “La revolución sobrevenida”, que está a cargo del profesor Rubén Vega García de la Universidad de Oviedo, para quien la figura histórica de Largo Caballero “ha quedado ligada a su faceta revolucionaria y asociada al epíteto de El Lenin español hasta el punto de eclipsar muchos otros momentos de su dilatada ejecutoria como dirigente obrero y responsable político”.

7. De trascendental importancia para el laboralismo español, como ya he apuntado con anterioridad, es el período en el que Largo Caballero ocupó la cartera del Ministerio de Trabajo y que es muy cuidadosamente analizado por la profesora María Jesús Espuny en el artículo “Francisco Largo Caballero y las bases del Derecho del Trabajo”, desde lo que califica de su “entrenamiento” como vocal obrero en el Instituto de Reformas Sociales, hasta pasar a la “experiencia”, de la que recoge una gráfica frase sobre el derecho social “alcanzado a fuerza de inmensos sacrificios”.

La profesora Espuny pasa revista a lo que califica de una etapa de consolidación que se opera con la legislación social de la Segunda República, si bien creo, ya lo he dicho también con anterioridad, que estamos en ese periodo en condiciones de hablar ya del Derecho del Trabajo como disciplina jurídica que poco a poco irá fortaleciéndose. Se pasa revista a toda la legislación del período, ya mencionada en parte al inicio de esta entrada, y se concluye el artículo con la mención a la importancia de la obra de Largo Caballero que desarrolló su compromiso con el Estado  y con la clase trabajadora” a través de los años y de su responsabilidad contraída  en las diferentes instituciones”, y enfatizando que la reforma del sistema de relaciones laborales que llevó a término como Ministro de Trabajo “consolida una nueva legislación social cuyo espíritu será la emancipación del trabajador como hombre y como ciudadano”.

Llegados a este punto, cabe decir, y así se pone de manifiesto en la bibliografía recogida al final de la publicación, que la doctrina laboralista más cualificada ha dedicado especial atención a este periodo histórico de las relaciones laborales en España. Sólo me permito ahora destacar, ya que una recensión no es el lugar adecuado para referirse a sólo una parte de la obra, al artículo, de obligada lectura a mi parecer, del profesor Fernando Valdés Da-Re, “El Derecho del Trabajo en la SegundaRepública”  , en la que se refiere a las diferentes teorías doctrinales sobre el momento de “alumbramiento del Derecho español del Trabajo”, para sostener la tesis de que “el tránsito de la legislación del trabajo al Derecho del Trabajo corresponde al mérito de la labor política de la Segunda República”.

Una labor política que por lo que se refiere a la actividad legislativa en el ámbito laboral es calificada por el profesor Luis Enrique de la Villa, en cita recogida en el artículo, de “asombrosa en cantidad y calidad”, y que le permite afirmar al profesor Valdés que estar ante un proyecto reformista  y modernizador, “un ordenamiento laboral republicano de carácter unitario, de un ordenamiento jurídico que fue, precisamente, el que sentó las bases para la conversión definitiva en España de la legislación industrial en Derecho del Trabajo”, centrada básicamente en el periodo de abril de 1931 a septiembre de 1932 (La ley de contrato de trabajo se erigirá “en una pieza clave de todo el sistema normativo republicano”), y de la que no duda en afirmar el autor que “va a encontrar intensas y extensas resistencias en su vigencia aplicativa, que se acentúan al compás de los cambios de ciclo político”. Para el profesor Valdés, se trataba de establecer “un marco de relaciones laborales asentado, en lo esencial, sobre dos principios básicos y que, en el pensamiento de Largo Caballero, interaccionan recíprocamente. El primero es la centralidad de las asociaciones obreras.... y el segundo es clima de armonía y diálogo social, así como de paridad o simetría de poder que debe informar las relaciones entre patronos y obreros”, del que han dejado huella, o por decirlo con sus propias palabras “engranajes imprescindibles del moderno derecho del trabajo”, estas dos: “la constitucionalización del derecho del trabajo y el establecimiento de un sistema de fuentes y, como lógica derivación, de unas reglas de aplicación de las normas laborales”.

8. La publicación sigue con el artículo “Largo Caballero y el internacionalismo obrero”, a cargo de la profesora Manuela Aroca Mohedano, de la Universidad Carlos III de Madrid. También se destaca la importancia de la OIT, ya que “la estrategia de incorporar a las organizaciones sindicales en la reconstrucción mundial entroncaba con la vía reformista que muchos de los sindicatos mundiales, entre ellos la UGT y su secretario general. Francisco Largo Caballero, estaban ya adoptando en el interior de sus países”.

Le sigue el artículo “Un socialista en la Presidencia del Gobierno”, a cargo del profesor Eduardo González Calleja de la Universidad Carlos III de Madrid, en el que analiza el periodo histórico en que Largo Caballero estuvo al frente de los destinos de España, un gobierno de unidad antifascista, subrayando que “no se trataba de un Gobierno obrero que encaminase sus pasos hacia la dictadura del proletariado, sino un gobierno de guerra mixto,una amplia colación que aspiraba a  englobar todos los grupos políticos y sindicales que defendían la República”. Tras su mandato presidencial (septiembre 1936-mayo 1937), volvió al ejercicio pleno de sus funciones como Secretario General de la UGT, pero, tal como destaca el autor, “tuvo que lidiar con la descarnada pugna entre caballerismo y anticaballerismo (con apoyo comunista) librada en el interior del sindicato, hasta la virtual escisión el 1 de octubre de 1937”, en que abandonó la Secretaría General.

En fin, otros artículos de la obra están dedicados a “Las políticas militares de Francisco Largo Caballero”, de los profesores Arturo García-Álvarez Coque y Ángel Baamonde Magro, de la Universidad Carlos III de Madrid, “Francisco Largo Caballero en el exilio (1939-1946) del profesor Bruno Vargas de la Universidad de Toulouse – INU Champollion”, “Caballero y Prieto: dos vidas, un partido”, de Aurelio Martín Nájera, de la Fundación Pablo Iglesias.

A continuación, en el artículo “La unidad de las fuerzas del proletariado UGT – CNT: de la acción necesaria a la fusión imposible”, del profesor Ángel Herrera López de la UNED, se pasa amplia revista a  los momentos históricos en que se produjo la unidad de acción y a los muchos desacuerdos en sus estrategias que hicieron imposible, insalvable, plantearse la unidad orgánica, si bien el autor destaca que “los intentos de unidad de acción fueron una constante en la actuación de los sindicatos, y, principalmente, entre los trabajadores”.

Acaba la publicación con las reflexiones del profesor Antonio García Santesmases, de la UNED, “Tres miradas socialistas y una tarea de futuro”, en la que se refiere a tres generaciones, la de los vencidos en la guerra civil, a la de la transición, y por fin a la de “los nietos que comienzan a recabar información acerca de los vivido por sus abuelos en aquellos años treinta y por el silencio de sus padres durante muchos años, finalizando su artículo haciendo suya una frade de Luis Gómez Llorente: “los socialistas tenemos un deber de memoria con los que lucharon contra el fascismo, los que encarnaron los ideales de la clase trabajadora, los que simbolizaron los valores del pablismo”, y añadiendo por su parte que “esa herencia es la que tendrá que ser transmitida y compartida por aquellos que quieran dar continuidad al legado del líder más representativo de la clase trabajadora, al legado de Francisco Largo Caballero”.

Buena lectura.        

 

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