lunes, 4 de octubre de 2010

La OIT alerta, nuevamente, sobre los riesgos sociales de la crisis económica.

La OIT insiste: se han tomado medidas adecuadas desde el inicio de la crisis para atenuar sus efectos y generar empleo, pero la situación actual sigue siendo preocupante en muchos países y un abandono o retiro inmediato de las medidas de estímulo fiscal puede implicar un preocupante aumento del desempleo y un recrudecimiento de los conflictos sociales, o dicho con las propias palabras del documento “el incremento del desempleo y las desigualdades de ingresos es un factor decisivo en el deterioro de los indicadores del clima social”. Esta es la idea principal que extraigo del Informe presentado el pasado día 30 de septiembre y que lleva por título “Informe sobre el trabajo en el mundo 2010: ¿De una crisis a la siguiente?”, publicado en inglés y del que también se puede leer una síntesis en español. Tales indicadores de 71 países de los 83 examinados en el informe, y es un buen aviso para los partidarios de los recortes sociales aunque dudo que su sensibilidad les permita darse cuenta del problema, ponen de manifiesto que en un 75,6 % ha empeorado la percepción sobre el nivel y calidad de vida, en un 50 % ha disminuido la confianza en el gobierno, un 67,6 % manifiesta menos satisfacción con el trabajo y un 55,4 % constata una percepción de mayor injusticia.

La OIT retrasa la fecha de recuperación del empleo a niveles anteriores a los de la crisis hasta 2015, es decir dos años más tarde que la previsión realizada en el Informe de 2009, mientras que mantiene las previsiones de recuperación para este mismo año para los países emergentes y en desarrollo. Se manifiesta especial preocupación por el hecho de que el desempleo de larga duración alcanza ya el 40 % y las condiciones de trabajo de buena parte de la población, con especial impacto en los jóvenes, son precarias en términos contractuales y salariales, así como también se alerta sobre los riesgos del desánimo en una parte de la población desempleada que les lleve a salir del mercado de trabajo, aportándose el dato de que “a finales de 2009 cerca de 4 millones de personas habían dejado de buscar trabajo en los países en los que se dispone de información sobre este punto”.

La OIT expone que el empeoramiento de la situación del empleo es debido a la retirada de las medidas de estímulo fiscal que fueron decisivas para posibilitar el inicio de la recuperación y cree que las políticas de austeridad, “si no están bien diseñadas” prolongarán la crisis del empleo. Igualmente, es del parecer que no se han atacado adecuadamente las causas de la crisis.

Para hacerlo, fiel a los documentos elaborados desde el inicio de dicha crisis, y en especial del Pacto Mundial para el Empleo, la OIT propone tres vías de actuación en estrecha relación. En primer lugar, políticas que potencien la creación de puestos de trabajo y que permitan disminuir los riesgos que implican tanto el desempleo como la economía informal, y para ello defiende las políticas activas de mercado de trabajo bien diseñadas, medidas que favorezcan el mantenimiento en el empleo (suspensión contractual, reducción de jornada, políticas de formación que las acompañen) antes que la extinción de los contratos, y una especial atención a los colectivos más desfavorecidos o con más dificultades para acceder al mercado de trabajo, con un referencia expresa a los jóvenes.

En segundo lugar, se requieren políticas sociales adecuadas que contribuirán favorablemente a un crecimiento económico más equilibrado e inclusivo, es decir “políticas que fomenten el crecimiento impulsado por los ingresos en los países con superávit, con miras a abandonar el crecimiento impulsado por el endeudamiento y allanar el camino para una creación de empleo sostenible tanto en esos países como en los deficitarios”. Y dichas políticas sociales, que no son precisamente la seguidas desgraciadamente por muchos Estados en la actualidad, pasarían por fortalecer la negociación colectiva, el diálogo social, políticas de ingresos mínimos para mejorar la capacidad adquisitiva de la población con menores rentas, y sistemas de protección social adecuados para propiciar la creación de empleo, es decir que combinen la cobertura económica con incentivos para la incorporación al mercado de trabajo.

Por último, no menos importante, y la OIT no se recata en destacarlo, es la reforma financiera en la línea ya avanzada por otras organizaciones internacionales y con una mención específica a la posible imposición de una tasa a las transacciones financieras.

1 comentario:

Mireia dijo...

La clave de la cuestión es ésta: "es del parecer que no se han atacado adecuadamente las causas de la crisis". Esta es la sensación predominante, después de la reflexión unánime de que urge un cambio profundo después del desastre financiero causado por los bancos vendedores de humo, los únicos cambios visibles son los que empeoran las vidas de las clases bajas y medias: las pensiones, retraso de jubilación, reforma laboral, eres.... E inyecciones millonarias de ayudas a los bancos. Y los ricos siguen siendo super ricos. Cada vez se evidencia más la desigualdad abismal, uno se siente desamparado.